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.- Por todos los mares Baian! estas comportándote como un demente! cálmate!
No le escucharía. Lo notaba en sus ojos claros rapaces y de como , con solo su cosmos había desintegrado su hermoso coral como si fuera polvo.
Antepuso sus brazos para protegerse de un ataque que nunca le tocó. No. Solo sintió el aire arañar sus mejilla derecha mientras escuchaba como los puños del caballo marino se estrellaban contra el dragón de mar., separándole completamente de ellos dos.
Acaso creía que eso le iba a detener.?. Ella dio un taconazo al suelo, una actitud infantil de un niña quien hace un berrinche por que es ignorada. Apretó los dientes viéndole la espalda a Baian. Estaba completamente enfocado en Kanon. Quizá estaba demente por acercarse por detrás, pero de verdad tenía que detener esa pelea sin sentido.
Le abrazó por detrás, el también era tan alto como Kanon, apenas podía llegar abajo de sus poderosos hombros. Era demasiado pequeña.
Pero con ese abrazo invocaba su poder de corales para inmovilizarlo.
- Por favor, Baian....hazlo por mi, hermano...no se peleen...por favor. - corría el peligro de que le codeara, que la golpeara, pero no le importaba. Ella también era un guerrero. - Si no te calmas, tendré que lastimarte..
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Baian era un caballo desbocado: violento, impredecible y sin control. Intentar domarlo con acciones simples y voz calmada sería completamente inútil. Tenía dos opciones, las cuales analizó como si de un domador se tratara: podía escapar con Thetys de aquel peligro hasta que el rubio se calmara; o podía entrar en su brioso juego de poder y colocarle las riendas por la fuerza.
Entonces vino todo aquel alarde de poder por parte del General, el cual alborotó imperiosamente el Atlántico y sus alrededores, Kanon se preguntó si el efecto habría sido reflejado en la superficie. Recibió las palabras del otro, miró como se liberaba de los corales como si fueran de arcilla y luego el golpe que lo separó de la Sirena.
Se incorporó del estallido de dolor que le había provocado la fuerza del puñetazo de Caballo de Mar y entonces sonrió maliciosamente, mostrando esa vieja sonrisa autosuficiente que siempre enseñaba cuando los Marinos aún lo creían su comandante auténtico. La escama de Dragón Marino insistió en vestir a su dueño, pero Kanon la censuró con un rugido de su cosmo: domaría a Baian con sus ropas de entrenamiento y sus puños desnudos.
- Así es Baian, soy Kanon de Géminis y Kanon de Dragón Marino, mi destino al haber renacido junto con todos ustedes es una dualidad que mientras mis dos Dioses comprendan, no me interesa en lo más mínimo que tu diminuta cabeza rubia pueda procesar - estaba provocando al General con todo propósito, quería sacarlo de sus casillas, ese era su objetivo -
¿Sabes por qué puedo volver aquí y tomar mi lugar en el Atlántico Norte como el comandante de las fuerzas de Poseidón, como TÚ comandante? Porque no existe nadie en esta pecera capaz de vencerme y si necesitas que patee tu trasero para demostrártelo,
ven aquí niño para darte tu lección-
Activó su cosmo definitivamente, aquella fuerza de poder dorada rodeó toda su existencia maravillosamente, protegiéndolo y volviéndolo poderoso. Podría terminar con aquello en un segundo, utilizando el Satán Imperial para manipular la mente de Baian y tranquilizarlo, pero no: eso sólo probaría la teoría del General sobre la naturaleza traidora de Kanon.
Se acercó a Baian en un instante y le devolvió el golpe en el rostro rápidamente. Luego ambos Generales intercambiaron golpes marciales: contundentes y destructivos. Defendiéndose y buscando hace daño al otro.
En un segundo, ambos quedaron de frente y utilizando su puño derecho, Kanon comenzó a invocar una pequeña galaxia, inofensiva en comparación con las destructivas que solía utilizar en ataques finales, y le sonrió al otro retadoramente.
- Anda, ven a probar un poco de autoridad, Baian-
Pero entonces Thetys se interpuso y Kanon lo vio venir un segundo antes. El gemelo detuvo sus ataques de golpe y miró a ambos quieto, sin respiración.
- Si lastimas a Thetys, aunque sea por un descuido, te juro que te atravesaré el cuello, Baian ¡Thetys, tonta! ¿Qué demonios haces? Corre de aquí, este es un asunto entre Caballo de Mar y yo. -
Baian .
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El choque de sus dientes emitieron un rechinido estridente. Kanon conocía demasiado bien a Baian por que sabía que puntos de presión tocar. Que es lo que le enfurecía más. Había sido como un hermano mayor, Baian era un niño asustadizo al llegar, ciertamente timido y sobre todo sin ningún motivo por que existir.
Pero había conocido a Kanon.
Kanon le dijo que junto a todos ellos "salvarian" el mundo que "merecía" ser salvado. El mundo acuático era lugar más puro de la tierra, el lugar que purificaría la porquería que el había conocido en su propio mundo. Le dijo que era uno de los elegidos. Les dijo siendo ellos niños que eran especiales.
Especiales para morir. Morir como moscas en un plan maquiavelico. El estaba dispuesto a morir con tal de defender la utopia en la que le habían hecho creer.
Todo ha sido en vano.
Nunca se lo ha de perdonar.
Con el pulgar, limpia la sangre en la comisura de los labios producto del intercambio de golpes entre ambos. Los golpes han sido menos letales en Baian debido a que portaba su scale, pero con Kannon nunca ha de confiarse ni bajar la guardía.
Irónicamente eso fue lo que le enseñó.
El abrazo de la sirena por detrás lo toma desapercibido.
Si lastimas a Thetys, aunque sea por un descuido, te juro que te atravesaré el cuello, Baian ¡Thetys, tonta!
La escucha llorar a su espalda, pero también inmovilizarlo, o lo intenta. Su tierna hermana, la alegria del oceano para cada uno de ellos, la más devota. La favorita. Baian murmura un "lo siento..." bajito mientras aplica en ella la misma tecnica que había paralizado al pegaso tiempo atrás. Pronto, la sirena suelta su cuerpo al no tener control de su cuerpo, elevandole y lanzandola a una distancia en que no interrumpiera.SPOILER (click to view)
- No hables como si te preocupara realmente ella o alguno de nostros, Kanon cambia.capas. Voy a patear tu trasero infeliz de mierda por que jamas te importamos...ni el mar, ni sus criaturas...ni nosotros - de nueva cuenta, el cosmos marino lo rodeo, lleno de esa energía poderosa a sus pulmones, inflando el pecho mientras aspiraba. La furia del mar pacifico chocaría con la del atlantico.
- God Breath (aliento divino) - invocó con un soplido feroz, proyectando su cosmo desde su boca un aliento violento como una rafaga de las corrientes que provocan destrucción comparable a una gran tormenta salvaje e imparable que golpea a Kanon de lleno.SPOILER (click to view)
Pero aquello apenas empezaba.. -
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El caballo marino había sido el primero en caer en la lucha contra Athena. Pero eso no quería decir que era el más débil. Los marinas eran tan fuertes como los santos de oro. O eso se decía. Pero lo que tenían de fuerza le faltaba de experiencia. Era lo que le faltaba a cada uno de ellos.
Incluyendo ella. Estaba paralizada en cada uno de los nervios, los cuales se quejaron por el dolor que le provocaba, pero más por que había sido su Baian. Su hermoso pony. Más lagrimas salieron pero no de dolor fisico, sino de profunda conternación de que Baian le atacara.
Ella fue lanzada a lo lejos mientras continuaba aquel sinsentido. El golpe al caer le dolió, pero más al verlos. Ese sueño en que convivían juntos como una familia, unidos bajo el manto protector de su dios se esfumó.
Ella se sacudió el polvo en sus rodilleras y arregló su cabello lo mejor que pudo, mirandolos con desden que ocultaba su profunda preocupación.
- Hombres..... -
+1 .
Permaneció quieto y un tic nervioso se apoderó de su mano izquierda cuando vio que el Caballo de Mar ejecutó un ataque en contra de Thetys. Estuvo a un segundo de, en efecto, arrojar una galaxia al pecho del rubio a una velocidad asesina, pero su parte racional lo detuvo: "Idiota, Baian nunca se atrevería a lastimar a Thetys"
Cuando lo miró arrojarla con tanto descuido, se mordió el labio y una corriente de esa locura letal Géminis le recorrió la espina, intentó respirar para sosegarse. Siempre sobresalió por ser un guerrero más cuerdo que su gemelo, así que respiró profundo y enfrió la mente, aunque su cosmo dorado sí estaba alborotado.
-¿Cuándo te di permiso de juzgar quién me preocupa o no, mocoso? - sus heridas fueron sanadas por la nueva ola de poder que lo envolvió, una técnica común entre los guerreros habilidosos de Athena, algo que no enseñó del todos a los Marinos. Aunque Isaak la conocía, él también guardó el secreto. En realidad el Kraken y Dragón Marino siempre fueron cómplices silenciosos ¿Cómo no reconocer de inmediato a otro guerrero entrenado bajo el manto del Santuario? - Es tiempo de que te enseñe algo nuevo: que reconozcas tu lugar -
Extendió sus brazos para invocar la técnica que había creado en la Atlántida, preparándose para el ataque del otro.
- ¡Triángulo Dorado! - exclamó activando la técnica que absorbió gran parte del vaporoso ataque del otro General. Sin embargo, el viento Marino es imperioso e impredecible así que fue difícil controlarlo para que se perdiera en su técnica dimensional, por lo que fue inevitable recibir una parte del violento ataque que le abrió heridas dolorosas en la piel desprotegida.
- Mi turno - sonrió de lado y cambió la postura de sus manos - ¡Otra dimensión! - entró dentro de su propia técnica y desapareció de el plano Marino y unos momentos después apareció en un lugar impredecible sobre Baian con la siguiente técnica lista para estallar - ¡EXPLOSIÓN DE GALAXIAS! - bramó soltando la colisión sobre Caballo de Mar.
Pero no era un ataque letal. De ninguna manera.
Sólo quería aturdir al otro y calmar su brioso y estrepitoso galope desbocado.. -
Baian+1 .
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- Te equivocas! quien no pertenece a este lugar, eres tu!!
Que rabia. El contraataque de Kanon fue terrible. Su aliento divino fue absorbido casi en su totalidad por el triangulo dorado y después perdió de vista a Kanon. Dejó de sentirlo y percibirlo, hasta que fue demasiado tarde.
Movió rapidamente las manos frente a el, para crear su barrera protectora, más no fue suficiente, era muy debil a comparación del poder de Kanon. El golpe se estrelló en su rostro, explotando violentamente en su cuerpo y lanzandolo contra el suelo, el cual cedió por su peso y fuerza.
De no haber portado su scale, seguramente su cuerpo se hubiera hecho trizas. De todos modos, Kanon no había usado toda su fuerza, asi que el daño no fue letal. Caballo marino se puso de pie hecho una furia. Con un grito que sirvió para enderezarse y tronar con sus huesos y musculos. Bian volvió a envolverse de su tecnica mayor.
- Rising Billows!! - vociferó corriendo hacia su contrincante para que no escapara, para que la fuerza de sus corrientes le destrozara miembro tras miembro en un violento remolino mientras el mar se dividia en cada costado del general, sin embargo hubo algo. "Algo" que provocara que no lanzara totalmente su poder, un titubeo producto de sus desbocadas emociones en las que recordaba a Kanon siempre ahí, cuando era solo un mocoso.
- Maldición....fuck! - hasta el mismo se daba cuenta de su dstracción, el golpe sería un ken desperdiciado. Baian debido a ello apagó su cosmos y se dejó caer de rodillas, golpeando el piso con enojo, frustración....desconcierto....por que ¿por que no ha matado ya a Kanon? Recargó su frente en el suelo rocoso y apreto los dientes - Maldición.. quiero matarte...te odio! por que nos hiciste esto?....te odio..... -
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La pelea se había tornado salvaje. ¿Por qué Kanon se negaba a usar sus escamas marinas para protegerse de los ataques de Bian?. Cierto que Kanon era más fuerte y más experimentado. Pero no debería arriesgar su cuerpo así, pues aún Bian posee el poder de un santo de oro.
No parecía que el caballo marino disminuyera la marcha, aun cuando fue envuelto en la tecnica más poderosa de Kanon. Tethys iba a correr a auxiliarlo, pero eso solo lastimaría más su orgullo como guerrero. Así que se quedó mirando angustiada de lo que iría a suceder.
Bian se levantó, gritó ensordedoramente. Era una alarido de batalla, recordaba que el era muy miedoso al llegar al mar y para darse valor gritaba para llevar acabo alguna tarea peligrosa. Recordar eso, y ver en el caballo marino al niño que conoció y que aún residía en el le endulzaba. EL mar empezó a enloquecer como el, rodeandolo con su gran torbellino que tenía una fuerza terrible.
"No lo hagas Bian"
Poseidón se enojara. El reino marino se enorgullecía de que sus habitantes coexistieran pacificamente....que no había guerras internas como en el santuario.
En un segundo. Todo se detuvo. Por alguna razón Bian apagaba su energía y se dejaba caer de rodillas, castigando al suelo de lo que fuera que haya sucedido en su mente. O en su corazón.
La rubia se acercó al canadiense con precaución, quien sseguia enojado, colocandose a su lado. Acariciando su cabeza.
- Allá arriba deben estar como locos por la tormenta que provocaste... - bromeó tratando de infundirle animos, y luego busco con la mirada a Kanon que estaba frente a ellos - Dale otra oportunidad Bian....si estamos juntos podemos devolverle el esplendor al templo marino, pero solo si estamos juntos y nos apoyamos.
Solo esperaba que suscomentarios se lo tomara bien.
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Era una tarea sencilla ejecutar una Explosión de Galaxias a todo poder si lo comparabas con la fuerza y concentración que requería disminuir y controlar tal poder destructivo al mínimo, por lo tanto jadeó pesadamente del esfuerzo cuando Bian fue golpeado por su técnica y sintió el efecto retardado del "Aliento Divino" que lo había alcanzado retumbar en sus órganos internos, a pesar de haber sanado las heridas superficiales para evitar pérdida de sangre: aquel era el precio de pelear con otro poderoso General Marino sin portar su Escama.
No tuvo tiempo de recuperarse lo suficiente, cuando Caballo de Mar volvió a arremeter en su contra con su técnica más poderosa.
Kanon suspiró rendido. Nuevamente en ese escenario ¿verdad? Igual que cuando Milo le aplicó las agujas escarlata a apuntándole muerte una a una. Lo aceptaba entonces: expiaría sus culpas lo que fuera necesario, pues nunca sería suficiente para limpiar todos los pecados que había cometido, eso era cierto.
No intentó defenderse de lo que venía porque era mejor que su sangre de traidor manchara el Océano a la sangre de un siempre leal y fiel servidor de los mares como aquel General.
Entonces Baian paró su ataque inexplicablemente, escuchó sus palabras cargadas de resentimiento y frustración y fue testigo del consuelo de Thetys para con su hermano Caballo de Mar. Se acercó a ambos con precaución.
- Planee mi venganza contra Athena utilizando los recursos de Poseidón mucho antes de conocerlos, esa es la verdad y nunca la negaré; sin embargo nunca contemplé la existencia de todos ustedes a quienes consideré sin quererlo mi familia por muchos años antes de la guerra ¿Pero saben? Cuando vinieron las batallas contra el Santuario no consideré que los enviaba a la muerte, confié en su poder y creéme Baian si no hubiera subestimado la experiencia de Pegaso y sus compañeros quienes ya habían luchado muchas batallas reales y mortales antes que todos ustedes, no habría permitido a esa guerra librarse. Incluso yo me habría enfrentado a Seiya en tu lugar. - un latigazo del dolor en su costado izquierdo lo paralizó y le hizo sostenerse aquel lado del cuerpo, respiró pesadamente.
- Si matándome o haciéndome daño puedo mitigar tu dolor, adelante Baian, puedes decirle a Poseidón que me venciste en una fiera batalla y toma mi lugar como Comandante, si tuviera que elegir entre ustedes 6 siempre te hubiese elegido a ti como mi sustituto, siempre has sido el mejor de entre mis pupilos - sonrió orgulloso.. -
Baian .
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Dale otra oportunidad Bian....si estamos juntos podemos devolverle el esplendor al templo marino, pero solo si estamos juntos y nos apoyamos.
La voz de la sirena, dulce, tranquila, provoca que Baian respire hondamente y alce el rostro a ella. Siente dolor al notar que tiene un golpe provocado por el. - Te lastimé...
El que había jurado protegerla de todo mal, le había hecho daño. Es el hombre más repulsivo del mundo, por que además, se resiste a su petición. No puedo darle otra oportunidad, piensa obstinadamente. No puedo apoyarlo. Su diestra busca acariciarle el rostro con suma ternura cuando son interrumpidos por Kanon.
Se tensa al escucharlo, de oír sus confesiones. Sus mentiras. O lo que cree que son mentiras por que ya no sabe que es cierto y que no. No con ese hombre.
Le duele lo dicho. Confiaba que pudieran derrotar a los chicos de bronce, el también estaba muy confiado que cumpliría su labor sin mayor contratiempos. Pero fue derrotado. Aplastado. Por pegaso.
..Incluso yo me habría enfrentado a Seiya en tu lugar.
Volvía el a enfurecerse. Ahora se sentía insultado. Su mirada bajó en el lugar donde Kanon se sujetaba con dolor. Su ataque si había resultado y el dolor debía ser insoportable. Pero Kanon solo mantenía ese portede antaño. Sufría y Baian lo sabía.
Y no le causo alegría ni lo complacía verle herido por el. Cada frase que decía el dragón marino eran terribles golpes a su ego. "¿decirle a poseidon que lo había vencido? "¿tomar su lugar como comandante?" "¿el mejor de sus pupilos?".
- Deja de burlarte. Jamás me presentaré ante poseidón con una mentira así, ya deberías saber que amí no se me da mentir como a tí. Además, sé que tu favorito siempre fue el Kraken y sé que soy una decepción para el ejercito al ser el prmimero en caer. Sé que también fue una decepcion para ti. Así que deja de burlarte. - tanta rabia, tanto enojo que las lagrimas se derramaban atraves de sus mejillas y goteaban el piso marino - Tu me haces sentir decepción por mi...por ser débil, por creerte, por ser ingenuo. No tenía nada y me diste una razón por que vivir. Tenía mi misión y a ti por quien creer, morí creyendo en ello, y todo hubiera estado bien. Pero tuve que revivir para enterarme ue todo era una falsa!
Apretó los dientes, se limpió sus lagrimas. Miró a Tethys, acusadoramente.
- Sirena, tu debes sentir lo mismo que yo. Fuiste la ultima en caer. Nos sentiste morir mientras todo el templo del mar caía en pedazos...¿por que sigues defendiendolo?. ¿Porqué?. -
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- Estoy bien, hermanito. No te preocupes, no ha sido nada
Sonrie autosuficiente, con seguridad. - Pegas con niña
Por fin había domado al equino marino. Pero Kanon tenía que echarle más leña a la hoguera, cosas que para ella resultaban dolorosas, cosas que estaba dispuesta a pasar por alto con tal de conservarles. No los perdería de nuevo.
Las palabras si bien si había provocado una reacción en ella, para el caballo marino al parecer habían sido devastadoras. Conocía a Bian de toda la vida y nunca lo había visto llorar, ni aun cuando le daban palizas o se peleaba con Eo. Era la clase de hombre que conserva la calma. Estaba devastado ahora, y eso le rompía el corazón.
Sirena, tu debes sentir lo mismo que yo. Fuiste la ultima en caer. Nos sentiste morir mientras todo el templo del mar caía en pedazos...¿por que sigues defendiendolo?. ¿Porqué?
-¿Como que por qué, tonto pony?. Por que son mi familia! Y la familia se perdona y se protege entre si..
No hubo duda en su respuesta, era tan simple como eso. Las familias se pelean entre si siempre. Seguramente se rompen. Pero ellos no, ellos deben mantenerse unidos.
- Claro que entiendo. Los sentí morir a cada uno, mis hermanos. Yo que no soy totalmente humana, que tuve que aprender a sentir, yo que había perdido los recuerdos de mi carne humana y que siempre he estado en contacto más con mi parte sirena. Amor. Amistad. Esas son cosas que las sirenas no sienten igual que los humanos, Baian. Son cosas que aprendí con ustedes. Son cosas que no quiero perder.
Miro hacía Kanon y Luego a Baian.
- No los quiero perder de nuevo.. -
+1 .
Observó con cautela cómo la sirena se acercó a Baian a tranquilizarlo y a ofrecerle consuelo a su manera. Kanon la notó ligeramente herida y frunció en ceño mientras apretaba el puño derecho. Sientió furia, pero no en contra del canadiense, sino de la situación en la que Thetys fue víctima del fuego cruzado. Escuchó el intercambio de palabras entre ambos y después miró las lágrimas del otro General Marino derramarse, se quedó paralizado y la herida interna le punzó mucho más.
- ¿Kraken mi preferido? - fue la primera cosa que refutó - Vaya, de todos los reproches que tienes para mí no esperaba ese, pero Kraken ni siquiera fue mi aprendiz, recuérdalo bien. Él llegó aquí debidamente entrenado y conozco a su maestro de cierta manera ¡Pero ese no es el caso! - agitó la cabeza para sacudirse el tema, el cual evadía del tema central - ¿Quieres dejar de auto compadecerte, Caballo de Mar?- le habló firme, sin una pizca de burla, pero sí con una voz autoritaria que da una lección a un aprendiz - No eres el primero ni el último que cae frente a Pegaso, te informo que él se enfrentó a nuestro Dios y con ayuda de Athena lo derrotó y consecuentemente hizo lo mismo con Hades ¡Así que dale un poco de valor a tu vida y enorgullécete de haber hecho temblar y sangrar al mítico asesino de Dioses! -
Se acercó lo suficiente mirando a ambos desde arriba.
- Tienes derecho acusarme y odiarme y lo hecho, hecho está, pero ahora encuéntrate un nuevo modelo de vida y toma lo mejor del anterior el cual no es una farsa del todo, pues te hizo el orgulloso general marino que eres, mírate bien. Si quieres un día vencerme de verdad, dedícate a eso todos los días - miró a Thetys con infinito cariño y le sonrió dulcemente por tres segundos.
- Querida mía, adoro tu corazón inmenso como el mar e igual de tempestuoso que él, pero parece ser que tu sueño de que volvamos a ser una familia ni el mismo Poseidón podrá cumplirlo -
Entonces dio media vuelta y comenzó a alejarse de la escena sin cojear ni un solo instante. Ya llegaría a su Pilar a dejarse vencer por las heridas de guerra, pero ahora tenía el porte del orgulloso comandante que era.. -
Baian+1 .
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Con ojos y boca muy abiertos, quedó atónito por la respuesta de Tethys. Era una de sus bromas?. No lo era. Ella estaba convencida que lo eran, una familia. ¿Será por que no había recordado su vida antes del mar?. Era una niña cuando el pez rojo empezó a tomar forma humana, frente a ellos. Una niña de apenas 4 años. Como llegó siendo niña fue acogida por las sirenas del reino. Pero era se fugaba para entrenar junto con todos ellos.
Poco a poco, incluso fue ganandose a Kaysa y provocar sonrisas del ausente de Krista, siempre tan desapegado a todo, incluso a la amistad. Como una familia, decía. Tan diferentes entre si, todos buscando el mismo fin.
Luego Kanon.
Desde que había llegado Issak, la dinámica del grupo cambió. No costó trabajo al Kraken integrarse a su grupo e ideales. Y el por supuesto, sentía celos por que a su ver, Kanon le prestaba demasiada atención y por que antes había entrenado para ser un saint. Nunca comprendió lo que sentía hasta ese momento que el dragon marino le echaba en cara. Que era ilogico e infantil que de todo, le reclamara eso. Baian había sentido celos, cosa que solo le sucedía con Eo.
Fue de lo único que le hizo bajar la vista. Para todo lo demás, aunque eran fuertes golpes al ego, lo soporto todo. Se notaba aún molesto, y sus ojos lanzaban relampagos aún. La imagen de pegaso volvía a el una y otra vez.
Se levantó y miró a Kanon partir. Parecía que no le había afectado su golpe. O sí.
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- Kanon. Te odio. - dijo llanamente - No soporto que estes aqui, así que me haré más fuerte. La proxima vez, te me enfrentaras con toda tu fuerza, portando las escamas...y te mataré. Yo seré el capitan. ¿me escuchaste? Yo protegeré a mis hermanos a quien nunca traicionaré
A su lado Tethys estaba, a lo mejor dolida por el actuar de ambos. Rompiendole el corazón de sirena.
- Que se lo tome, y la otra parte hiervelo para las heridas.
Le ofrecía a la sirena un tipo de alga color negro. Lo traía siempre consigo por que eran plantas del mar medicinales que el usaba de vez en vez cuando encontraba a alguna criatura de su territorio lastimada por los humanos. No quería ofrecerssela directo a Kanon por que su orgullo se lo impedía. Incluso al darselo a Tethys se sintió bastante apenado.
Solo esperaba que no se hiciera ilusiones de eso significaba perdonarle.. -
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Será que el resentimiento de Bian era totalmente incurable? Tethys vió como ambos hombres se separaron entre sí, tomando caminos diferentes, amenazandose a muerte. Anunciando una nueva batalla que no daría tregua.
Ella solo bajó la mirada apesadumbrada por la decepción. ¿Había sido un sueño imposible?.
Que se lo tome, y la otra parte hiervelo para las heridas.
La sonrisa volvió a su rostro, iluminándose de alegría. El pony de mar era testarudo, pero tenía un gran corazón. Sabía que en el fondo, con un poco de tiempo, eerdonaría a Kanon.
- GRACIAS POR LAS ALGAS BIAN! SEGURAMENTE CON ESTAS KANON SE ALIVIARA! - gritó con el placer oscuro de verlo sonrojarse y tratar de huir.. -
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Mientras caminaba por su pilar recordó aquellos días, hace muchos años atrás, cuando entrenaba a Baian: el más apegado de los Generales a él, a parte de Thetys.
Sorrento se volvió independiente pronto al dominar rápidamente el manejo del cosmo; Krishna se iba por periodos largos a su país natal a perfeccionar sus técnicas y meditación; Kaysa era reservado a su manera, pero respetuoso con Kanon y Eo era muy travieso e inquieto, aunque la mayoría del tiempo disperso: y por último Krarken se unió a ellos al final e Isaak no reveló un apego de aprendiz con Dragón Marino, pero sí de confidente.
Y luego estaba Baian: siempre obedientey atento. Con sus ojos brillantes, mirando con reverencia a su maestro todo el tiempo. Era el primero en levantarse y el último en retirarse durante las jornadas de entrenamiento que Kanon imponía a los Generales.
Al principio tembloroso y feo como renacuajo. Al final, poderoso, orgulloso y el galán número uno entre la orden de sirenas.
Sonrió de lado. Vaya, hasta en eso Baian le aprendió lo rompe corazones.
Escuchó el reto de Baian y sólo levantó un brazo, sin detener su andar y sin mirarlo si quiera.
- Si quieres ganarme peleando con escama y usando todo mi poder, vas a necesitar mil años de entrenamiento, mocoso, pero suerte con eso -
Entró a su pilar y las puertas se cerraron tras de sí, entonces Kanon buscó su sofá favorito en donde se tiró de inmediato y comenzó a emitir quejidos de dolor.
Necesitaba buscar medicinas cuanto antes.. -
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Baian se alejo tanto como Kanon se encerraba en su pilar, lo cual le hizo rodar los ojos.
Hombres a fin y a cabo. Ya hablaría con Baian, ahora más bien se preocupaba por Kanon.
La sirena, habil en el sigilo cuando quería serlo, se escabulló dentro del pilar del atlantico por una puerta lateral que daba a la modesta cocineta del lugar. Conocía ese lugar. !Cuantas veces no había entrado a hurtadillas para robar las galletas que Kanon guardaba ahí?.
Pero ahora entraba, descarada, para hacer uso de esta y preparar las algas, tal como Baían le había indicado. Unas algas negras, las calento como compensas calientes , la magia de esta planta magica es que solo absorbe su calor pero se mantiene fresca.
Luego hizo una infussion que a primera vista parecía un gran vomito verde baboso...pero Baian dijo que eso le ayudaría...asi que así debe ser.
Cuando terminó, Tethhys entró en la habitación de Kanon, donde se había recostado en su sillón favorito y cerraba los ojos.
- Holi~~~ - enttró la sirena como si fuera su casa - te traje un asqueroso brebaje magico para curarte. Ahora. Tomatelo sin quejarte mientras te curo las heridas..
Pilar del Atlántico Norte |
