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.Escuchó a Thetys entrar por la puerta de la cocina y suspiró sin desear moverse: quizás quería un caramelo o galletas como de antaño porque si lo que deseaba era entrar a verlo bien pudo usar la puerta principal, pues ella era bienvenida si tocaba la puerta antes de entrar y si Kanon no tenía relajantes visitas en el pilar, y cuando esto pasaba cerraba las puertas con llave para que todos supieran que no deseaba molestias por unas horas al menos.
Se quedó reposando en su lugar y cuando se estaba decidiendo en ir a ver al curandero del lugar la sirena salió con aquella asquerosa bebida en una taza.
- ¿Qué clase de asquerosa pócima es eso, Thetys? No la quiero, me curaré con el cosmo, sólo necesito un par de días,
hielos, comida blanda y dormir bien - se negó poniéndose de pie y mirándola desde arriba - Además
¿De dónde sacaste eso? No lo había traído antes, ahora mi cocina se apestó-. -
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La cara bien afable, bondadosa y hermosa de la sirena se fue ensombreciendo cuando Kanon rechazó su brebaje que le costó mucho trabajo (5min) preparar
Él cree que podía negarse ?
- kanon! Vuelve a rechazar mi ayuda y te golpearé más fuerte que el pony - dio un zapatazo en el piso - bébelo y desnúdate o tendré que obligarte !
Kanon no se movió , impacientandola .
- Rápido ! Prometo no comerte - bromeo apurándolo quitándolo ella misma pues si la conocía bien no iba a ceder e iba a insistir hasta que el océano se secara - Baian me lo dio , son algas del Pacífico ....por supuesto que tú no debías saberlo por qué eso atentaria contra el orgullo del mi pony adorado , así que finge que ha sido mi idea ..... -
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Escuchó la amenazas de la sirena y simplemente arqueó una ceja, pero los latigazos de dolor en su costado le obligó a morderse el labio discretamente.
Entonces de repente tenía a la rubia encima de él insistente, con unas manos rápidas y un temperamento muy hiperactivo tenía esa horrible bebida sobre sus labios y resignado, se la arrebató ágilmente.
- ¿Baian? Seguramente es veneno para matarme y tu tan ingenua que le ayudas - a pesar te todo tragó pesadamente esa espesa y asquerosa bebida como el Comandante valiente que era - ¡Sabe peor de lo que parece!
- exclamó. -
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- Asch! eres tonto o que, oh gran capitan Kanon!. Baian nunca haría algo así.
"O eso creo" meditó dos segundos después. Mientras veía a Kanon quejarse y tragarse aquel oloroso brebaje que si, en realidad olía muy asquerosamente.
- En el fondo, el te estima ya sabes, solo....solo esta herido y enojado. Pero tiene un gran corazón. Es noble y cariñoso. Ademas de atractivo. Ah. - suspiró por aquel pony del mar y del mal, el maldito hijo de perra que le rechazó. Con un movimiento de cabeza, alejó tales pensamientos aunque su inclinación por el general de mar fue más que evidente - Ahora, Kanon, sé un buen chico. Quitate tu camisa, recuestate...y no sé, piensa en cosas lindas.
Guiño coqueto.
- Como en mi.
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Tragó pesadamente el brebaje y aunque estuvo a punto de vomitar por la asquerosa sensación del sabor, se contuvo por el orgullo de tener a Thetys al lado y no querer armar un numerito con ella ahí. Tomó aire y expulsó el mismo rítmicamente, relajándose y olvidando toda esa sensación.
Después escucho los alabos de Thetys para el Caballo de Mar y rodó los ojos.
- Sirenas - comentó con tono de poca paciencia sin poder creer que hasta Thetys había caído bajo los encanto del rubio.
Después vino aquella orden y ese guiño coqueto y se puso nervioso, pero luchó por no demostrarlo. Esa sirena lo iba a matar algún día.
- No muchas gracias, nada de desnudarme en frente de mi hermanita que ya es mayorcita, eso sería... muy raro,
Thetys- entonces haciendo uso de su fuerza física empujó a a la rubia a la entrada de su casa - Ya has hecho suficiente por mí, tesoro, te agradezco todo y prometo ir muy pronto a tu residencia en los corales cuando me invites-. -
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Risas. Suavesitas de niña.
- Kanon, tengo que curar tus heridas. Ahora mismo las algas deben empezar a hacer efecto - como buena semi-pescada, ella se deslizó entre los brazos de Kanon, quien le empujaba a la salida para despedirla. Pero el sabía perfectamente que ella era caprichosa, que cuando una idea se le clavaba en el cerebelo no había poder humano, y divino que le desviara de su propito - Tu me cuidabas cuando me enfermaba recuerdas?. El mar estaba contaminado y caí muy enferma cuando llegue a la pubertad. Ahora yo voy a cuidarte.
Dicho eso, le mostró más algas. Una de estas en tus heridas y estas se curaran, confía en mi. le dijo con una encantadora sonrisa dulce y llena de el más absoluto amor sirenil.
- Sé un buen chico Kanon y yo seré amorosa.. -
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La chica se resbaló entre sus brazos como una medusa bailarina y ágil y esto frustró a Kanon, quien se sentía bastante mareado por la pelea y sospechaba que por ese extraño brebaje de Baian.
-Thetys tenías once años humanos, no es lo mismo-
Entonces le mostraron más de esas horrible algas y sintió mareos, pero Thetys le sonreía con dulzura, pero él sabía que detrás de esos ojos bonitos había una excesiva determinación que era de temer.
Kanon se masajeó las sienes, buscando paciencia como hace mucho no lo hacía desde que fue el mentor de los Generales y suspiró.
- Es la única forma de que estarás tranquila ¿verdad?- resignado y con en ceño fruncido regresó al sillón y se quitó la camisa que estaba rasgada y manchada de sangre, entonce se sentó y esperó lo que la sirena deseaba hacerle.. -
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Una enorme sonrisa triunfal se trazó radiante en su rostro. La misma que casi se borra al ver a Kanon semi desnudo ante ella.
Si, era una delicia su hermanito mayor. SU instinto sirenil, el hambre que nunca era satisfecha, su maldición le hizo morderse los labios. Pero también estaba lo otro que veía. Todas esas sus cicatrices , todo ese dolor en cada uno de sus heridas. Más profundas de lo que pudiera ver a simple vista.
- Eres una dragón roto... - murmuró hincandose a su lado con genuina preocupación, suspiró largamente, colocando lenta y delicadaente cada alga negra y apestosa (realmente apestaba) en cada de las heridas que el caballo marino le había ocasionado. Y aun así, aun con el daño, Kanon no mostró ningún evidencia de dolor en algún momento - Ese bobo realmente te lastimó. Pero con esto descansaras, Kanon.
Ella estaba de rodillas, atendiendole, por momentos recargaba su mejilla sobre sus manos poderosas, por constumbre. - Kanon, cuentame sobre la guerra de Hades...cuentaame sobre el infierno...cuentame sobre tu muerte...¿se podrá? realmente quiero saberlo.... -
+1 .
Sintió la ardiente mirada de la rubia que inspeccionaba su piel semi desnuda y, para evitar bochornos o reacciones incómodas de su parte, desvió la mirada hacia otra dirección lejos de la sirena.
La escuchó y percibió la posición tan peligrosa a la que sirena había cambiado y suspiró tenso, así que decidió concentrarse en el dolor de su cuerpo y funcionó. Mientras tanto sentía como esas babosas y pestilentes algas se pegaban a su piel, a las zonas con reciente daño. Apretó los dientes y ese fue el único signo de dolor que mostró.
Cuando sintió esa suave mejilla de durazno en su mano, se tensó más "Piensa en algo feo, piensa en algo feo como las bolas sin rasurar del maestro Dohko cuando es una pasa morada" tal proyección mental mandó escalofríos por toda su espina como una helada corriente y funcionó: domó sus instintos.
- ¿Mi muerte? - bufó y cerró los ojos - Aquella debe ser una de las Guerras contra Hades más rápidas que libró Athena contra el Dios del Inframundo, sólo duró unos cuantos días, pero seguro ha sido la más dramática de todas las guerras, pues Hades levantó de entre los muertos a casi la mitad del Santuario quienes regresaron a la Tierra vistiendo las sapuris negras, entre ellos mi hermano gemelo. En ese entonces yo ya había recibido el perdón de ella y mi deber era protegerla a los pies de sus aposentos sin falta ¡Ah! - suspiró enamorado- Aún recuerdo el dulce perfuma de la Diosa inundando todos los rincones de sus habitaciones Hubo peleas, reencuentros, desobediencia, dramas y el suicidio de Athena fue escandalosamente teatral, pero no niego que mi corazón se detuvo y mi sangre dejó de correr cuando la vi cortándose la garganta a unos metros de mí, aunque ella ya me había confiado el secreto del Arayashiki, el octavo sentido,, la técnica para entrar al infierno estando vivo, y sabía que todo eso era parte de su plan. Poco tiempo después la seguí al Infierno y limpié el camino de Pegaso y sus amigos hacia los Eliseos para que salvaran a la Diosa, a la Tierra y le dieran su merecido al desalmado de Hades, pero el Juez del Infierno Radamanthys me tomó manía y después de entregar mi armadura Dorada a mi hermano gemelo luché cansado y debilitado contra aquel obstinado y al no tener otra opción para derrotarlo morí con él en una técnica suicida- hizo una pausa, turbado por tantos recuerdos de magnitud impresionante. Aveces tenía estrés pos traumático y soñaba con esos episodios - ¿Sabías que nuestro Dios Poseidón ayudó a Athena en esa guerra?- le sonrió
Edited by Moonage - 7/6/2017, 23:59. -
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Tal como cuando era una pequeña, ella se sentaba a su lado y le preguntaba sobre el mundo en la superficie. Los demás siempre le prohibían preguntar y tratar de subir. Los humanos eran malos. ¿pero no eran humanos sus hermanos?. Ella espiaba a Poseidón, o más bien a Julian quien era un niño alegre y bueno. Era el mejor humano...
Pero también le gustaban las grandes historias épicas, las batallas entre los valientes. Así que estaba encantada con la narración de Kanon, preguntándose como sería su gemelo, además del evidente parecido. El hombre que lo encarcelo y eventualmente se convirtió en patriarca del santuario.
Sintió una punzada de celos cuando suspiró tan enamorado de la Diosa Virgen, Athenea. También Julian suspiraba por ella. Sería una diosa, pero no era para tanto.
Sin embargo su cantó era una de las cosas que más atesoraba en su memoria. Pues nunca en ningun oceano se había escuchado un canto similar, tan hermoso y envolvente.
Saori Kido.
Debía admitir que le parecía hermosa....aunque ella prefería a la salvaje amazona de plata.
- Fuiste todo un héroe, kANON, digno de ser pasmado por la eternidad. Compondré un canto que narre los acontecimientos y será un himno que será recordado por siglos. - Le entusiasmaba esa idea, eternizar el momento y asintió ante la pregunta de Kanon de que si sabía que Poseidón había ayudado a los caballeros.
- Me lo contaron las sirenas y tritones. Testigos del eclipse - hablo con sus voz suavecita - Mi señor es tan noble y bueno. - sonrió con tristeza - es una lastima que de nuevo duerma y que Julian este tan ausente. Antes trabajé a su lado. Era divertido. Conocí a muchos hombres y me desencanté de ellos.
Suspiro triston.. -
+1 .
Recordar a Athena lo puso melancólico. La divinidad que cambió su corazón simplemente por haberlo protegido y tenido compasión a pesar de sus pecados. Su mano, inconsciente, buscó la cicatriz protuberante y sensible en medio de sus pectorales: el tridente de Poseidón había atravesado su Escama y le había hecho tanto daño que Kanon creyó morir. Pero había valido la pena por salvarla a ella.
Aquel recuerdo lo cambió de humor y sonrió debilmente, entonces escuchó a la sirena y su sonrisa se ensanchó. Kanon entonces movió su mano para acariciarle los suaves y dorados cabellos.
- No gastes tu hermosa voz ni tu ingeniosa creatividad en un traidor como yo Thetys, suficiente has dado a mi vida con tu existencia, además nadie en todos los océanos querrá escucharla - continuó dulcemente con la caricia, ahora atendiendo los suaves y pequeños lóbulos de oreja de ella, disfrutándolo él también - Es normal que te desencantes de los hombres, siempre te he dicho que eres una joya del océano y por lo tanto es difícil igualarte-
Paró sus mimos, deslizando finalmente su mano por la mejilla de durazno de la rubia y separándose en el mentón.
- Gracias por cuidar mis heridas, querida mía- su rostro volvió a aquella expresión impasible suya - Puedes volver a tus corales si así lo deseas-. -
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Tethys sonrió dulcemente. Las algas habían creado una capa que sanaba interiormente con sus propiedades. Y también sonreía al escuchar a Kanon, con burla - Es mi voz y cantaré sobre lo que yo quiera - avisó levantandose lentamente, inclinandose para besar la frente de Kanon y revolverle el cabello.
- Tu hermano tamnbién revivió verdad?. Deberías hablar con el. Antes de otra guerra...digo. No es que sea pesimista pero - se encogió en hombros - la paz nunca dura.
En esta ocasión aceptó.
- Volveré cuando tenga tu canción . Por cierto, ¿te he dicho que iré al inframundo?. Cosas del trabajo. ALfinal de cuentas, soy una emisaria diplomatica...
Fugazmente se observó un poco en un espejo que tenía Kanon y arregló su cabello distraidamente - Tal vez deje de fijarme en los hombres y buscar a otro lado. ¿que opinas? - Así era ella, cambiaba de tema a otro. Solo con el placer culposo de confundir de los demás.. -
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Sintió los suaves labios y el beso fresco de ella sobre su frente y de repente el calor le subió de súbito al rostro.
-Si es tu deseo, entonces no podré detener tu determinación de hacer una canción sobre mi nada heroica vida,
querida mía-
No obstante, al escuchar sobre Saga hizo una mueca que parecía que había probado un agrio limón.
- Mi hermano y yo funcionamos bastante mejor con los océanos de Poseidón separándonos, muchas gracias -
Sintió cómo el efecto de las algas medicinales lo adormecían, relajando sus heridas internas y obligando a su cuerpo a caer en un profundo descanso. Entonces, no pudo contener un pequeño bostezo y echó la cabeza hacia atrás.
- Prueba todo cuando desees, mi bello tesoro marino, quizás en el inframundo encuentres algo que llame tu atención aunque yo estuve ahí y puedo decirte que lo encuentro poco probable-
Se puso de pie y alcanzó a la sirena mirándose vanidosa al espejo, entonces la tomó suavemente por la cintura y depositó un beso en el hermoso y anguloso cuello pequeño de la rubia.
- Iré a la cama, quizás el veneno de Baian esté haciendo efecto -. -
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De pronto tuvo la infantil idea de reunir a los gemelos separados. La familia debe estar únida. Además que ahora mismo, en ese instante, le daba una curiosidad animal conocer al gemelo de Kanon. ¿Como será? Es decir, igual pero...¿será tan monstruoso como deja entrever su capitan?. Quizá le escriba una carta. Si, eso quizá haría.
Se miraba al espejo, vanidosa. Pensando que podría haber en el inframundo para ella. Según lo que le han contado no hya nada bello ahí, solo muertos y decadencia, y castigo....y nada muy prometedor. De todos modo estaría atenta, por que no siempre se viaja a ese lugar.
Eso si, el gesto de Kanon, de tomarla por la cintura y besarle el cuello, casi le hace mojar las bragas. Quizá si lo hizo un poco pues un temblor sacudió su esbelto cuerpo, y sus tripas gruñeron como el kraken con hambre. No tenía que caer en provocaciones.
- Eres un diablo, mi dulce Kanon - bromeó ella siseando , emulando un escalofrió - suerte tienes que estas convaleciente!
Si hubiera hecho sano, sin tambalearse, ella se había arrojado a el, atacandolo a besos. Haciendo su santa voluntad como la malcfriada sirena estaba acostumbrada.
- Habla con el, vale?. Cuando despiertes de tu envenamiento - sugirió sonriente - ambos son tercos, pero uno tiene que ceder. eh.. -
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Al hacerle aquella travesura a la sirena notó claramente el temblor de aquel pequeño cuerpo y claro que percibió la descarga de feromonas marinas que la chica desprendió casi en automático.
Esto complació a Kanon y a su parte ególatra que escondía desde que limpió sus pecados, pero a lo que más complació fue a su parte más visceral y a causa de ella sintió una peligrosa descarga en la entrepierna que amenazaba con subir como una ola de calor que le obligara a olvidar sus heridas físicas y los efectos medicinales y a ser un hermano mayor malo, muy malo.
- ¿Tú le llamas suerte? - soltó una risa masculina de coqueteo - A mi me parece que soy un hombre desafortunado si te escapas ahora que las mareas se encuentran en perfecta sincronía -
Desafortunada la hora en que permitió que los vientos de Baian le golpearan con la piel desnuda.
- ¿Que hable con él? Tú me quieres ver muerto ¿Verdad, tesoro mío?-.
Pilar del Atlántico Norte |
