Legendary Soldiers Yaoi

Votes taken by CatSnake

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    Una aventura salvaje en la Fundación Graude

    Oiga si :1313:
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    Eh... :aiah: ¿brocheta?

    ¿Comida casera o salir a restaurante?
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    :aiah: que difícil... Yo sí.

    Yo nunca nunca pude bailar ballet
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    Me recuerda que debo organizar mis deudas :eekk:
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    Bienvenido :catparty: aquí somos puro amor y arcoiris, no te asustes :aiah:
  6. .
    SPOILER (click to view)
    QUOTE (Arya Bermuth @ 10/4/2021, 00:31) 
    Hades

    Trampa XD


    Noche oscura siempre que no tenga que salir de emergencia XD

    ¿death metal o power metal?
  7. .
    Como Yisus :eekk:

    Convierto al de abajo en ideas para fics :cuteh:
  8. .
    Yo sigo con el juego de Saint Seiya Awakening desde que empezó la pandemia, ahora estoy como en nivel 50-51 XD Conseguí un Hades, que ya de por si es un milagro. Así que con eso me entretengo.
    También encontré un juego de michis, Cat Game - The cat collector o algo así, para coleccionar michis, pero el juego se jodió y me borró el progreso así que estoy enojada con la vida XD
  9. .
    SPOILER (click to view)
    QUOTE (Arya Bermuth @ 7/4/2021, 00:09) 
    El consumo de lacteos es noscivo para mi salud.



    Jamás fui a la playa :ohno:

    ¿Crees que don Pose debería ir a acosar a Hades en su castillo? :aiah:
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    No sé qué habrá pasado en ese avión pero ya me emocioné XD
  11. .
    "You're my deadly, deadly nightshade

    Oh atropa belladonna

    They say you are death incarnate

    And I should stay far away"


    El sonido que hacían las cigarras anunciaba el calor que se acercaba, sofocante como pocos, en ese verano asfixiante en que a Alberich le tocaba trabajar. Porque claramente tenía la bendita suerte de que no podía tomarse vacaciones aún, y todos los compañeros por los que tenía que cubrir turnos de repente se ausentaban en los días más calurosos. Soltó un largo suspiro y apoyando los codos en el mostrador, pensó si debía comenzar a hacer su testamento por si la temperatura seguía subiendo.

    El invierno de ese año había cumplido la mayoría de edad y pudo salir finalmente de su casa, aún si el trabajo como camarero lo limitaba a una existencia modesta era suficiente para sobrevivir hasta que terminara su carrera o por lo menos hasta que se casara con una anciana rica o consiguiese un sugar daddy. Eso sería una buena solución, que un hombre de mucho dinero se interesara en su pequeña persona aún si no era un supermodelo de catálogo. Tenía lo suyo, lo sabía y sacaba provecho de ello cada que se le presentaba la oportunidad; más de una vez le habían hablado sobre su piel pálida como la nieve, sobre los ojos verdes como esmeraldas y esa sonrisita encantadora que había aprendido a poner cuando buscaba el favor de alguien. Era una buena idea, pero sonaba tan aburrido que le hacía rodar los ojos de tal manera que casi podía ver su propio cerebro.

    Era tan aburrido como ese turno que tenía que completar estando de las nueve de la noche a las tres de la madrugada solo porque su jefe decía que los jóvenes que salían de los boliches podrían querer algo de comer. El pelirrojo sabía que nadie entraría a la cafetería a esas horas, irían a bares o si acaso a locales de comida rápida, y él estaba solo con otra camarera hasta tarde a la espera de que un ladrón entrase. No sería la primera vez que los asaltaban por supuesto.

    —Lulu ¿por qué no vas a casa antes que se haga más tarde?—dijo como al pasar, tomando la libreta de su mochila para hacer algunas notas. No le molestaba quedarse solo, y no era un monstruo insensible como para dejar que la chica tuviese que alquilar un cuarto de hotel porque no había llegado a tomar el último autobús de la noche.

    —¿Estás seguro? No quiero dejarte aquí solo—la muchacha se acercó al terminar de barrer la parte del almacén y resopló al ver la hora en el reloj de pared. El joven no la conocía demasiado bien, o más bien casi no la conocía, lo único que sabía de ella era que tenía un bebé muy pequeño y que necesitaba el trabajo por mucho que el horario fuese un desastre o no le dejaran propina. De él se podían decir muchas cosas, que era frío con los clientes, que odiaba a todo el mundo e incluso que era un desalmado, pero por lo menos tenía suficiente corazón como para no permitir que esa pobre mujer se perdiera tanto tiempo con su hijo. Si total no había nadie, él podía encargarse de cerrar y vivía cerca así que se iba caminando casi siempre.

    —Vete ya—dijo sin voltear a verla, ni siquiera cuando ella lo abrazó y le besó la mejilla valiéndole un cuerno su espacio personal. Se fue al fin y Alberich se dedicó a mirar alrededor.

    Era un negocio pequeño, solo había unas cinco mesas con dos sillas cada una, y encima un delicado mantel rojo cubriendo uno blanco más largo. La madera de todo el mobiliario era de color oscuro, lo que le daba un toque moderno. En la esquina izquierda más lejana al entrar se encontraba la barra con el mostrador de los postres y la caja, de la que por lo general se ocupaba el pelirrojo que si bien no había sido nombrado oficialmente todos los que trabajaban ahí lo veían como el encargado.

    El encargado si, sonaba bien pero solo tenía más responsabilidades por la misma paga. Sin embargo, tenía un poco más de 'poder' y a veces le dejaban comer los postres así que tampoco se iba a quejar.

    Comenzó a hacer las cuentas para cerrar la recaudación y tarareó una canción de la que no recordaba la letra, escuchando después de un momento cómo la puerta se abría haciendo tintinear la campanilla que habían puesto porque al dueño le hacía ilusión que fuese como las tiendas de antes. Y si, tenía sentido, así también se enteraban cuando entraba un cliente pero el sonido se volvía molesto después de escucharlo todos los días durante horas. Más cuando eran casi las dos y tenía toda la intención de cerrar temprano para irse a casa. Aún así puso su mejor sonrisa, y al alzar la vista esperando encontrarse una banda de adolescentes alcoholizados se sorprendió bastante.

    Frente a él había aparecido un hombre bastante alto, de largos cabellos de plata que le cubrían un poco los ojos. La piel pálida como la nieve parecía destacarse aún más en la ropa que llevaba, una camisa de color morado oscuro con el primer botón fuera del ojal, un saco negro y un pantalón de vestir igualmente oscuro. Alberich era muy bueno recordando las caras de los clientes, otra de las razones por la que estaba a cargo de la caja pues era muy común que tratasen de estafar a los empleados diciendo que no habían pedido lo que llegó a su mesa y que debía ser gratis. A ese hombre no lo recordaba, pero no solo de la tienda, sino en general de los alrededores. Era la primera vez que lo veía, pero aún así, y con la sensación de que podría ser un jefe mafioso, las palabras abandonaron automáticamente sus labios.

    —Bienvenido a Rebel Cafe, buenas noches ¿En qué le puedo ayudar?

    El hombre, que hasta ese momento se había dedicado a repasar la decoración del lugar con la mirada, se dirigió al pelirrojo con una sonrisa peligrosa en los labios. El muchacho podía sentirlo, como si tuviese un presentimiento repentino que le decía que algo no andaba bien o por lo menos estaba fuera de lugar. Y sintió entonces un extraño perfume, un aroma que le quemaba la nariz pero que no conseguía identificar, a la vez que aquel que había llegado se inclinaba sobre la barra para apoyar los antebrazos y los codos en la misma. Lo miraba a los ojos como rebuscando en su alma lo que pediría en lugar de recorrer las palabras de la lista puesta cuidadosamente a un lado del mostrador. Cuando al fin se decidió a hablar, la voz profunda del mayor hizo que Alberich se estremeciera hasta los huesos.

    —No, la pregunta es ¿en qué te puedo ayudar yo?

    La mueca en el rostro del desconocido se ensanchó, y sin apartar la vista del camarero alzó una de sus manos para tronar los dedos, apareciendo entre ellos una de esas tarjetas de presentación que usan los hombres de negocios. En si el papel no tenía nada de especial, salvo ser del color negro más oscuro que el pelirrojo había visto nunca, como si fuese un agujero negro que absorbía toda la luz que se posara sobre él. El joven tomó la tarjeta para examinarla con precaución, encontrándose tan solo con una palabra que aparecía como un destello de color violeta solo al mover la tarjeta con la luz.

    —'Minos'—pronunció sin pensarlo mucho, no había número de teléfono ni nada que indicara por qué le había dado ese papel en primer lugar. Fue en ese momento, cuando levantó la mirada sintiendo el perfume de antes golpearlo con más fuerza llenándole las fosas nasales que pudo distinguir cómo la figura ajena comenzaba a perderse en una oscuridad abrumadora.

    La silueta se mezclaba con un niebla entre rojiza y negra. El aire se tornaba pesado y caliente, haciendo que el camarero tomara una honda respiración y bufara por la presión a la que estaba siendo sometido de repente por ese calor que sofocaba. Los pulmones le dolían, su vista se nublaba y todo lo que sus ojos podían distinguir entre la voraz tiniebla era la inhumana mirada del hombre de largo cabello.

    —¿Te sientes mal?

    Una mano tomó la suya en el momento en que se sintió morir, consumido por las llamas de una hoguera invisible en esa penumbra que llenaba todo alrededor. Después de tomar una bocanada de aire y recobrar el aliento en cuanto el ambiente se volvió ligero, se descubrió parado en la misma oscuridad escalofriante pero sobre un suelo de agua. O en un principio pensó que era agua. El tono rojizo del líquido sobre el que estaba le hizo erizar los cabellos de la nuca, mientras la mano aún sostenida por el supuesto cliente tembló por un instante.

    —¿Sangre...?

    —Sangre derramada en otras vidas. Sangre que ha bañado tus manos.

    La cintura del pelirrojo fue rodeada con uno de los brazos del mayor, quien sin soltar su mano comenzó a guiarlo en una danza a través de la macabra pista teñida de carmín. Con pasos torpes y la mirada incrédula fija en el pálido rostro del hombre, Alberich sintió que su corazón se aceleraba, golpeando su pecho desde adentro con fuerza y retumbando los latidos en sus oídos. No conseguía comprender ¿de qué estaba hablando? ¿había hecho daño a alguien en otras vidas? Eso no podía ser otra cosa que una alucinación causada por un escape de gas en la cocina del café.

    Dio un giro al ritmo de una música inexistente, puesto que el frío silencio solo era roto por el sonido de la suela de sus zapatos que como pequeñas gotas provocaban ondas al perturbar el líquido en el suelo. Se vio atrapado contra el cuerpo contrario que se inclinó sobre el suyo como si fuese a dejarlo caer, pero con la sola intención de acechar sus labios para soltar más de esas peligrosas palabras.

    —Te he conocido en otra vida, y me has metido en más de un problema, pero también me he visto enredado en mis propios deseos de sangre por tu culpa.

    Alberich llevó una mano hasta uno de los blancos mechones que caían sobre él para enredar allí sus dedos, en un vano intento por recuperar el control de su cuerpo y sus pensamientos. No había podido hasta ahora decir una sola palabra, como si todo él estuviese siendo controlado por una fuerza mayor. Como una marioneta.

    —Recuerda. Recuérdame. Recuerda la sangre en tus manos, recuerda mi dominio sobre ti y cómo tu influencia destruyó mi máscara de frialdad. Recuerda cómo casi me arruinas, maldito niño ególatra.

    Minos empujó al pelirrojo hacia arriba para que estuviese erguido una vez más y así verlo a los ojos, perdiéndose en ese profundo color verde que le había llevado a la total perdición en un tiempo pasado. Odiaba eso de aquel muchacho, pero había pasado también una eternidad buscándolo ¿Quién era el demonio entonces?

    —Recuérdame.

    'Es como un encantamiento', pensó el muchacho mientras devolvía la intensa mirada del mayor. No sabía por qué, pero decidió cerrar los ojos y tratar de recordar ya que el otro era tan insistente ¿había alguna manera de traer a su mente las memorias de vidas pasadas?

    El baile siguió por lo que parecieron horas, años, los pasos cada vez más acelerados agitaban los pensamientos del menor; imágenes se agolpaban en su cabeza mientras giraban una y otra vez. Terribles crímenes de una vida anterior, la sangre en sus manos, la condena que se le había dado y la forma en que había conocido a ese cruel demonio que ahora lo tenía entre sus brazos le hicieron apretar los párpados y morderse los labios hasta hacerlos sangrar.

    A tantos habían quitado del camino que era imposible contar. Y si debía ser sincero tampoco le importaba recordarlos, sus caras o sus nombres. En aquellas brutales memorias lo único que podía sentir era su obsesión por el hombre que le había hecho perder la cabeza. Ese que había desatado el caos en su alma y por el que, ahora lo sabía, estaría dispuesto a recorrer de nuevo ese camino lleno de miseria y destrucción.

    Una y otra vez. Las que hicieran falta para escapar de la aburrida rutina en la que se había convertido esa existencia. Sus labios se partieron pronunciando el nombre del demonio, ¿Cómo podía haber olvidado cuanto lo necesitaba? Cuan terrible era cada segundo que pasaba sin él, cuan dolorosamente monótona se volvía la vida sin aquel que llevaba su mente a la completa locura.

    —¿Necesitas ayuda para recordar, Alberich?

    El baile se detuvo y con ello las imágenes, los recuerdos, la necesidad de aferrarse a aquel demonio que llegó a decirle quién era él en realidad. A devolverle lo que había perdido.

    Los ojos claros se abrieron, el joven empleado identificó el lugar en el que se encontraba como el café en el que había estado trabajando el último tiempo y al girar la cabeza hacia el reloj en la pared se dio cuenta que no habían pasado ni cinco minutos desde la última vez que se había fijado.

    Un jadeo abandonó sus labios y la mano derecha sujetó la camisa justo sobre su pecho. Su mente era un caos, y a la vez nunca había visto las cosas tan claras como en ese preciso instante.

    Una mano envuelta en un guante blanco se extendió delante de su cara.

    —Seguro estás harto de esta vida aburrida, mi querida marioneta.

    El pelirrojo soltó una risita suave y negó con la cabeza antes de tomar la mano que se le había ofrecido para dejar atrás lo conocido hasta el momento. Con su cabeza otra vez en su sitio, y la enfermiza curiosidad por saber qué nuevas emociones le traería ese demonio que lo había ido a buscar, partió del local para perderse ambos entre la noche.

    —No tienes idea.

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    Les dejo la canción aquí :cuteh: Deadly Nightshade
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    ◇ Título: Deadly Nightshade
    ◇ Autor: Ayame/CatSnake
    ◇ Resumen: Recuérdame. Recuerda cómo casi me arruinas, maldito niño ególatra.
    ◇ Rating: PG-13 (no sé, por la sangre?)
    ◇ Género: ¿Romance? – AU – Terror
    ◇ Advertencias: Locuras que escribo a la medianoche – Pareja extraña (lol)
    ◇ Personaje/pareja Principal: Minos/Alberich
    ◇ Personajes/parejas secundarias:

    ◇ Comentarios adicionales: Quería publicarlo acá primero. Amo este foro, gracias a todos por pasar a leer :cuteh:
    ◇ Dedicatoria: A Zenya sobre todo por el genial rolito que me inspiró a escribir :*D*: y a Howl L. Din por hacerme de beta ¡gracias linda!
    ◇ Estado: Capítulo único (2342 palabras)
    ◇ Última actualización: 10/10/2020
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    feliz-cumpleanos-m

    ¡Feliz cumpleaños Husky de mi kokoro! ¡Espero que te lleguen muchas cosas buenas! Este tiempo que nos conocemos no es mucho, pero que te hable todos los días por el messenger solo porque me gusta fangirlear con vos seguro que significa algo jajajaja. Nunca olvides lo mucho que se te quiere, y lo importante que sos ¡Te deseo lo mejor! ¡Saludos!

    :heartscat: :heartscat: :heartscat:

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    QUOTE (Deathmask @ 23/9/2020, 02:58) 
    Buenas noches.

    Disculpen, andaba buscando para colocar personajes ausentes. Por mi parte tengo demasiado trabajo, pensé que sí podía andar en foro pero me está constando demasiado. Quisiera tratar de intentarlo en unas semanas, pero no sé dónde poster eso y si es posible. ¿Si alguien pudiera informarme?

    Gracias y tengan excelente noche.

    ¡Hola! Podes dejar tu aviso de ausencia en este tema o si querés dejar un mensaje más largo podes abrir un tema propio en ese subforo. Espero puedas volver pronto :cuteh: Estaremos esperandote. Saludos :heartt:
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    Awn pero siempre puedes volver y divertirte con los juegos igualmente, y hablar en el chat. Las puertas están abiertas para ti, hiciste mucho por el foro y nos encariñamos en poco tiempo :cuteh: ¡Pero qué bueno que tengas trabajo! ¡Te mando mucho amor y espero que tengas suerte con tus proyectos! :heartt:
138 replies since 30/6/2017
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