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.Uno de los misterios más grandes es conocer qué sucede después de morir y aún después de haber sido devuelto a la vida por mandato divino, Kanon no podría responder con certeza qué había "del otro lado" Sólo recordó la sensación de estar durmiendo plácidamente en el vacío que lo alivió del dolor de morir en medio de una explosión de galaxias y después despertó como si de una larga siesta se hubiera tratado.
El lugar donde abrió los ojos había sido la Mansión Solo, dentro de una plácida y muy ostentosa habitación de huéspedes. Creyendo que se trataba de un sueño, recorrió el lugar, disfrutó comida y bebida, así como la compañía de otros seres humanos hasta que se topó con la encarnación de Poseidón quien le informó con detalle de la nueva situación.
Exaltado y aún incrédulo por los hechos, presentó ahí mismo su respeto y agradecimiento al Dios y unas semanas después buscó a Athena para alabarla de la misma manera.
Pronto se sumergió a la Atlántida con permiso del Dios de los Mares quien le ofreció recuperar su posición como General. Recorrió lentamente todos los pasajes de las Tierras Marinas, se topó con viejos conocidos con quienes mantuvo conversaciones a veces incómodas y otras animadas. Entonces, llegó al que fue su hogar por muchos años: el Pilar del Atlántico Norte y suspiró. Se sintió más que nunca en casa, aún más que en el Templo de Géminis que había visitado días atrás.. -
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Cuando llegó la noticia, nisiquiera se sorprendió. A su modo de ver, era cuestión de tiempo que el regresara ahí. Kanon el capitan, el mayor....
...el traidor.
Siempre había visto a Kanon con admiración. Era un líder nato y practicamente y baso diversas circunstancias reunió a los marinos, los entrenó. Practicamente crió a cada uno de ellos, incluyéndole. Por su parte, no solo le admiraba.
Le quería.
Saber que por el había iniciado la guerra le creo un gran conflicto. Pues por la guerra había perdido uno a uno a sus hermanos guerreros. Uno a uno cayendo. Pero, a veces se preguntaba si aquello, el plan de Kanon no haya sido predeterminado?.Que de todos modos, de alguna forma iría ocurrir así?.
El hubiera no existe, y ella estaba ahí ya, frente al pilar que representa el atlantico norte.
No había una explicación del por qué había llegado ahí, ni con que intensiones. Portaba sus scales rojas y aun cuando ella siempre estaba sonriendo para los demás, cuando vió a Kanon, no se movió ningún musculo facial.. -
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Al haber regresando al reino de Poseidón luego de haber cumplido un exilio voluntario tras el triunfo de Athena sobre su tío mitológico, Kanon se dio cuenta de todo lo que representaba aquel lugar para su vida: nadie que estuviera vivo en esa época conocía la Atlántida tan bien como él.
Además, conocía a cada soldado, habitante y sirviente: con rostro y cara. Uno a uno los reclutó él mismo y aunque siempre mantuvo una distancia para que no descubrieran sus secretos, todos ellos lo seguían con naturalidad pues veían a su comandante quien sólo estaba un eslabón bajo Poseidón. Si hubiera un puesto de Patriarca en la Atlántida como lo había en el Santuario Kanon sería el único dueño de ese puesto.
Crió a mucho de los Marinos, especialmente a los otros Generales, y por ello a su regreso bajo el indulto de Poseidón todos tenían derecho de lanzarle miradas de desconfianza, de dolor, de odio incluso, tan precisos como los aguijones de Milo, y Kanon lo recibió todo con la espalda erguida sin reproche.
Entonces ella se apareció en su morada. Ese bello pecesito colorido que la misericordia de un Dios transformó en una sirena. Tethys, uno de los Marinos que más momentos especiales albergaban sus memorias.
Porque una cosa es criar a un soldado para llegar a ser un General y otra de cautivante naturaleza era enseñarle a una criatura lozana a ser humana.
- Thetys - la llamó mirando esos ojos. azules con firmeza - ¿Qué es lo que te trae al Pilar del Atlántico Norte?
Tenía que ser cauteloso, podía sentir en la atmósfera una gran tensión. -
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Era demasiado tarde para retroceder y fingir que no había oído nada. Demasiado tarde.
No tuvo otra opción que pintar una sonrisa de autosuficiencia y desinteres mientras caminaba graciosamente a el , con aquellos tacones de punta que formaba parte su armadura y que no solo era un utenslio. Era una verdadera arma para quien osara ofenderla. Luego se quitó el casco que cubría su cabeza, dejando a la vista su rubio cabello, rebelde desde siempre. Inconquistable .
- Dragón de Mar ...
Incluso con tacones, ella era diminuta frente a Kanon, sus 1.89 contra sus 1.65 centimetros de altura le hacía ver como una criatura inofensiva, y delicada. Más alejado de la realidad.
- Lo de siempre, rondas de vigilancia, aqui y allá ,. - contestó queriendo sonar eficaz e indiferente, sin lograrlo y lo sabía - También a....ya sabes, lo de siempre.
"...lo de siempre" era comer. Hombres. Ella enseñó orgullosa un reloj rolex de oro del pobre incauto que había atrapado. No se lo comía en realidad. Absorbía su energía vital, junto a ello sus memorias y pensamientos y sentimientos. Así ella sabía del exterior, así ella sabía lo que significaba el odio, el amor y otros humanos sentimientos.
Entrecerraba los ojos y le sonreía como lo haría una niña traviesa, pero a la vez inocente. Desde la adolescencia ella ya actuaba bajo los instintos de las sirenas, era su bendición y su maldición.
- Cuando has regresado, Dragon de Mar...¡? Nuestro señor ha sido muy indulgente contigo...lo sabías?...uno pensaría que sería de nuevo un hijo del santuario y de Terra.... - lanzó rencorosamente sus dardos envenenados, pero al hacerlo su mirada entristeció - ¿te quedaras en el reino marino?.... -
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Se quedó en su lugar mirando atento las acciones de la sirena. Sin duda el color especial de su escama le iba bastante bien, pues era diferente al azul de los soldados rasos o al majestuoso cobrizo de los Generales. Aveces su escama parecía de un adorable color rosa que combinaba de manera femenina con la rubia; pero muchas otras veces parecía rojo tan sangriento como la naturaleza guerrera de Thetys.
Tragó saliva con dificultad al escuchar la confesión de ella tan natural y mostrándole su trofeo de cacería: el reloj.
- Así que aún no abandonas esos malos hábitos - fue su reacción, pues no se sentía moralmente indicado para reprenderla y ya no tenía aquel oscuro corazón como para alabar su hazaña. -¿Dime dónde lo capturaste?
¿En altamar abordo de algún barco o en las orillas del mar? -
Kanon no portaba su escama, por otra parte, la cual se encontraba en el corazón de su pilar brillante y poderosa, esperando a quien consideraba su único portador por el momento. Vestía sus ropas de entrenamiento las cuales, como la rubia le acusaba, lo hacían ver aún más terrestre de lo normal.
- El perdón de nuestro señor ha sido un acto sumamente bondadoso hacia mí, no hay duda de ello - admitió frunciendo el entrecejo y manteniendo un tono de voz moderado, pero firme - No creas que él ha olvidado mis ofensas tan facilmente, pues me mantendrá bien vigilado y recalcó más de dos veces que mi regreso era conveniente a su voluntad, pues no encuentra otro comandante más correcto para su ejército que yo: una criatura de naturaleza terrestre ¿irónico no? - intentó devolverle el veneno, pero lo hizo dubitativo ¿vio algo de pesar en esos ojos azules? Parpadeó sin querer creerlo. - Me quedaré el tiempo que Poseidón decida, por el momento es un periodo indefinido. La verdad quisiera que fuera por un largo rato, este es mi hogar y quiero ayudar a su reconstrucción y regresarlo a la gloria de épocas incluso más antiguas que la nuestra ¿Te resulta molesta mi presencia, Thetys? -
Se sentía tan extraño consigo mismo tratándola con tanta frialdad y cautela. A ella, a su sirena consentida, a una de las guerreras de mar que más respetaba y apreciaba si no era a la que más.. -
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Ella caminó alrededor de Kanon cuando le preguntó el origen de su presa. De igual modo, ella jugaba con el rolex haciéndolo girar con un dedo. Esos objetos valía tanto dinero, tantos bienes y status. Tanta irrealidad y fantasía. Como todo lo que ella representaba. Una fantasía...un objeto deseado por hombres. Lo había aprendido muy joven, lo había aceptado y por supuesto, se aprovechaba de ello.
- No es un hábito, es una necesidad. Ya debías de saber, además se lo merecía... - explico con sencillez , justificándose - Tenía un yate , era un hombre que decía amar a sus hijos, su navio tenia el nombre de cada uno, no dejaba de repetir que los quería y a su esposa , pero ahora navegaba con una de sus amantes. La tercera, la que menos le aburría. Hasta que me conoció.
Se encogió de hombros y chasqueó la lengua al detenerse, de nuevo frente a ese hombre que había sido casi un hermano para ella, o un padre. Su protector.
- Al fin de cuentas, hombre. Hacen promesas y compromisos que no pueden sostener, tienen una responsabilidad que olvidan...por que, ¿no debería estar con esos niños que dicen amar?. Se va con quien le aburre menos, ja! Odio a los hombres infieles..
Y al decir eso, le lanzó una miranda furibunda llena de fuego, de enojo. Más no de odio. No podría. No puede. Le quiere demasiado y por eso le duele.
Y aun le preguntaba si le resulta molesta su presencia?.
La sirena lo ve fijamente, mueve su rubia cabellera y se retira el casco de su scale, se detiene para sentarse eventualmente en los escalones que llevan al gran pilar del atlantico.
Te pregunto, dragon de mar, si estuvieras en mi lugar ¿como actuarias?. ¿estarías molesto? ¿atacarías, reclamarías? piensalo. Si tu fueras yo, estuvieras frente a ti..que harías - cruzó las piernas, como si con ello formara una aleta roja gigante, - Sabes que detesto molestarme, arruina mi rostro, las lagrimas que he derramado...me hicieron ver tan horrenda. Pero ¿sabes que?. Sigues siendo mi capitan y si me ordenas algo, como mi superior, yo te obedeceré. Nuestro señor así lo ha dispuesto y yo creo ciegamente en el. Así que no importa lo que me molesta a mí.
Cerró la mano donde estaba el rolex, de tanto valor ficticio e inservible en el mar. Lo masacró con su fuerza hasta hacerlo polvo, o hacerlo polvo coral.. -
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Escuchó la historia de la sirena sobre aquel hombre y se mantuvo impasible, sin caer en las provocaciones de ella. Así mismo recibió aquella mirada cargada de reproche e ira centelleando en aquel par de zafiros que tenía por ojos. Recibió aquellos dardos azules fastuoso e imperturbable, pero de pie y sin minimizar sus culpas.
- No fue fácil para mí, a pesar de que lo hice parecer así. De repente, me fue difícil recordad que yo no era Dragón Marino original y mi plan era traicionar a Poseidón y a ustedes ¿Pero qué podía hacer, Thetys? La verdad se hubiera revelado tarde o temprano y además nuestro Dios siempre deseó vengarse de Athena tras ser encerrado en la olla sagrada. No estoy justificando mis acciones, simplemente quiero decir que... - suspiró y enfrentó a la sirena quien ya se había sentado en aquella postura tan acuática - Lamento haberte hecho llorar y haber arruinado tu rostro, creo que puedo lidiar con el resentimiento de todos: de Marinos, Caballeros y el Olimpo entero, pero no con tus lágrimas -
Hizo una mueca por tremenda cursilería que había soltado, apretó los puños y suspiró discretamente, luego se sentó al lado de ella y jugó con el polvillo que quedó del reloj.
- ¿Y tus lágrimas se convirtieron en perlas como dice la leyenda sobre las sirenas? -
Intentó relajar la atmósfera.. -
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Que daría por creerle.
Tethys lo escuchó, era sincero. Más no volvería a caer, al menos no así de fácil. Las sirenas son seres rencorosos. Sin embargo su ultima oración le provocó una risa infantil, espontánea que cuando se dió cuenta, ya no pudo ocultar.
-Rayos Kanon - llevó su mano a su boca, para ocultar ahora su pequeña sonrisa. Gracias a ello, la tensión que existía en el atlantico se volvió un poco menos - Si eso fuera cierto, sería una sirena excesivamente rica. Ah no! las lagrimas mías no son más que simbolo de que sigo siendo más humana que sirena y criatura.
Lo miró sentarse a su lado y no hizo nada para apartarse.
- Ojala mis lagrimas fuera veneno que pueda dar a beber aquien lo provoca. - suspiró, peinando su rubio cabello - odio que me hagan llorar...
Y ya habían sido muchos, Julian al preferir a Shura, Baian estupido y sexy caballito de mar que le resulto marica, Shaina que simplemente desapareció cuando ella le confesaba sus sentimientos....y Kanon. Demasiadas lagrimas.
- Realmente confiaba en ti, Kanon...te quería tanto.. -
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Sonrió de medio lado: triunfal por haber arrancado aquel gesto tan divino a la sirena.
- Me da guasto que seas más humana que sirena; conozco a casi todas las que vienen a ver a Poseidón. Me resultan antipáticas. Quizás porque ellas y yo somos bastante parecidos: escondemos nuestro podrido interior bajo una galante sonrisa. Pero claro, no te compares con ellas, pues son ordinarias. Tú en cambio, Thetys querida, eres obra de un maravilloso milagro y por lo tanto no tienes igual
Escuchó el asunto del veneno, al principio apretó sus labios abrumado, pero se relajó y suspiró.
- Me habría encantado beber de aquel veneno, seguro tendría un sabor magnífico, pero te aseguro que no me hubiera matado. Soy un desgraciado con demasiada resistencia a la muerte: sobreviví a Cabo Sunión, al Tridente del señor Poseidón, a las agujas escarlatas del Caballero Dorado de Escorpión y a un montón de situaciones más que no te contaré para no aburrirte. Sólo yo mismo pude terminar con mi propia vida, suicidándome para matar a un Juez del Infierno -
Sintió el océano de melancolía en ella y se acercó a su cuerpo discretamente, para hacerla sentir acompañada.
- Yo aún te quiero, Thetys, pero no soy esa clase de monstruo que te pediría confiar nuevamente en mí después de haber provocado la destrucción de tu mundo. Tengo que ganármelo. -
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La sonrisa de la sirena vuelve a aparecer, más abierta, mas vanidosa. Kanon sabe muy bien de que pie cojea la chica. Ama y adora los halagos. De eso se alimenta, de que la amen. Ser el centro de atención, siempre por siempre.
- JUM....eso ya lo sé. Amo a mis hermanas, y seguramente algunas son más sensuales y voluptuosas que yo, pero yo tengo la mejor voz, la bendecida por nnuestro señor y además, no soy una inofensiva sirena. Soy una guerrera - ella misma se echaba más flores, pero también era una forma de protegerse, nunca se mostraría triste o debil. Lo odiaba. Ella era alegría. Seguridad.
Ella atenta escuchó el relato de Kanon. Supo que había servido en la guerra a lado de Athena. Más ignoraba que los caballeros, obviamente, había puesto a prueba su fidelidad, tampoco sabía exactamente que había muerto de esa manera.
- Has recorrido un camino escabroso para la redención de tu alma, Kanon - comentó ella , comprensiva y maternal, animandose a posar su diminuta y fragil mano sobre la suya - Quisiera de verdad...simplemente confiar como antaño, estoy dispuesta a por lo menos intentarlo. Pero de algo ten por seguro...el templo de poseidón volverá a tener el gran esplendor de antaño. Sin embargo aun somos pocos....quizá sea un buen momento para una convocatoria...
Reunirlos a todos. No podían ser tan desunidos, eran muy pocos. Si la guerra volvía a explotar, tenían que confiar al menos militarmente entre ellos.. -
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Sonrió de medio lado, mirando de reojo a la chica contento de escucharla feliz con los halagos y comentando hacia el favor de sí misma.
Cuando sintió la mano de la chica posarse sobre su mano más grande y curtida como cuero por entrenamientos y batallas, fue un bálsamo que alivió el peso de su traición por breves momentos.
- No me quejaré nunca de los castigos que recibí por mis grandes faltas, ni el pago de mi vida en una muerte tan violenta para pelear por Athena - se mordió el labio y esperaba que su dualidad de lealtades hacia ambos Dioses no incomodara a Thetys -También entregaría mi vida por Poseidón si el momento llega- ¿Lo haría de verdad? - ¿Quieres que reunamos a todos los Generales y Marinas? Podemos hacerlo, será sencillo con el llamado de nuestro Dios y no temas si tenemos números reducidos: ya he reclutado antes y puedo volver a hacerlo de nuevo
Se puso de pie suavemente y extendió su mano a la sirena.
- Pero ahora son tiempos de Paz y nuestro señor desea mantenerlos así. Disfrutemos pues querida sirena ¿Te gustaría que te lleve a conocer la superficie alguna vez?. -
Baian .
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La mano extendida de Kanon hacía la sirena, invitandola a levantarse fue más de lo que podía soportar.
El mar embrabeció, las corrientes marinas se dispararon en un tornado lo suficientemente fuerte para separar a aquellos dos.
- No te atrevas a tocarla, Kanon cambia-capas
Cuando el tornado huracanado se disipó, la presencia del caballo marino se evidencio, justo a un costado donde estaban ambos. Con su scale puesta y una mirada furibunda destellando.
- Tethys, alejate de ese hombre...ese traidor! te he dicho que no te acercaras a el - aun cuando el reclamo era a la joven rubia, Bian no dejaba de verle a el con todo el desprecio del oceano contenido en sus ojos, al hablar, parecía que estuviera saboreando algo que se hubiera descompuesto.
Su sola presencia le asqueaba.
- Tal vez poseidón , en su bondad , se ha apiedado de ti, asquerosa rata, pero el oceano recuerda, nosotros recordamos! y no te aceptamos! !nunca abrá PAZ en el mar, si tu estas aqui!
Saber la verdad después de morir en lo ue consideraba una misión sagrada para descubrir que todo había sido un engaño. Que sus muertes solo formaba parte de un ambicioso juego de un hombre ue nisiquiera era un marino. Saber esa verdad, sentir como la venda de devoción que tenia en ese hombre fue la peor herida de muerte más de la que le provocó el pegaso. Ordenes de Poseidón o no, el no pisaría el mismo reino que el, no lo obedecería en su vida.. -
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<<bian>>
Con un brinco se alejó del ataque del general del pacifico norte. Era raro verle así. El caballo marino poseía un carácter tranquilo y paciente. No tanto como Krisaor, pero era difícil hacerle enojar.
- ¡Como te atreves!. No me trates como una chiquilla, ¿me escuchaste seahorse?. Tu no eres mi capitán! obedezco ordenes directas de Poseidón y el dispuso a Kanon en el atlántico, eso aunque te pese es su voluntad- su brazo extendido trataba, conciliadora, en calmar al canadiense - no seas idiota Baian!¿acaso vas a desobedecer a Poseidón?.
Kanon no tenía su armadura. Tethys se antepuso entre el y el caballo de mar.
- Vas a calmarte, verdad, SeaHorse?
No, pareciera que no.
Que idiota era. No tendría ninguna oportunidad contra Kanon. Eso tendría que saberlo. Pero estaba cegado por la rabia, por el rencor. La sirena intentó parar aquello usando su poder contra su hermano. Al menos lo suficiente para calmarlo.
Que por algo era emisaria y la diplomática del grupo. ¿no?
>>Que haría Sorrento??<<
- Trampa de coral... - invocó su coral hechizado para inmovilizar a Baian. Pero temía que eso le hiciera enojar más.. -
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Y había sentido el cosmo del General del Pacífico Norte acercarse unos momentos antes, pero no quiso arruinar el momento con Thetys y, además, deseaba permitir a Bian continuar sus movimientos. Por lo tanto, cuando el remolino marino se activo, se interpuso entre la corriente y la Sirena, pues ella aún se encontraba sentada con la guardia baja.
La fuerza del ataque le obligó a levantar los brazos defensivamente, pero sólo fue eso para su cuerpo: una fuerte corriente de aire.
Entonces enfrentó las acusaciones de Baian sin retroceder ni un poco, a pesar de que la furia del General comenzó a materializarse en energía agresiva apuntando hacia él; enseguida sintió cómo la Escama de Dragón Marino comenzó a vibrar llamándolo para proteger a su portador, pero no. No se atrevería a vestirla y encarar a un Marina, más aún a otro General y no a cualquiera: si no a aquel a quien había recogido tantos años atrás en las heladas costas canadienses y que crió y entrenó hasta forjarlo como parte de la élite del Dios de los Mares.
- Ha pasado mucho tiempo ¿No es así Baian? Me preguntaba cuando tiempo tardarías en pasar a saludarme - le saludó con desenfado, sin realizar alguna clase de contraatque - ¿Pero qué disparates estás diciendo tú? Uno de los Generales más respetables por su temple y lealtad a Poseidón ¿En serio estás dispuesto a desobeder las órdenes del Dios a quien le debes devoción por un traidor de poca monta como yo? Caballo de Mar, no manches tu nombre con tanta facilidad -le habló con firmeza y con el ceño fruncido.
Entonces la Sirena presta y ágil se interpuso para protegerlo de la furia del otro, intentando mediar la situación. Miró como los corales lo rodeaban.
No sería suficiente, no contra la furia de un General, el mismo que había detenido a Pegaso por largos momentos. Pegaso: el caballero número uno de Athena, quien la había rescatado y salvado de cada mal y enemigo de manera personal.
Baian no era poca cosa.
Entonces tuvo que elevar su brazo derecho e invocar cosmo dorado que fortaleció poderosamente el coral de Thetys para aprisionar al brioso Caballo de Mar con suficiente fuerza.
- Esta es una situación inusual: Baian, no te atrevas a lastimar a Thetys como daño colateral de tus rencores hacia mí porque me obligarás a levantar la mano en tu contra. Si tienes cuentas pendientes conmigo, las acepto: pero házmelas pagar en la superficie, lejos de los territorios de nuestro Dios -. -
Baian .
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Sonrio en una mueca desagradable. Lo habia hecho, bastaron unas solas palabras para manipular a Tethys y lograr que se antepusiera entre el y el dragón de mar. O al menos así lo veía bien. No veía a Tethys como conciliadora de paz. La veía como uno de los titeres de Kanon. Que si ahora el coral estaba en sus rodillas, era sin duda culpa de Kanon.
Todo era su culpa.
¡Todo!.
- A un lado, Tethys. ¿Como puedes proteger aquien provocó la muerte de Krista?¿de Eo?...del pequeño Isaak? ¿por que esta aqui?. - su energia no disminuyó, al contrario, el mar parecía partirse en dos en cada costado - Se equivocan ambos, no desobedezco a mi señor, elimino un probable infliltrado que pueda dar informacion al santuario, eso hago.
Terco, eso era. La figura del caballo de mar, su silueta se formó detrás de el como una sombra. El relinchido pareció resonar cocmo un eco en todo el atlantico. Todas las criaturas, incluso los soldados rasos, se daban cuenta de lo ue pasaba ahí. El coral cedió por su fuerza.
- Apartate Tethys! - ordenó una vez más inflexible, reflejando que no si no lo hacia no detendría su ataque - No iremos a la superficie, tu sangre rendira tributo a nuestro dios. ¿traidor de poca mota?, no me hagas reír Dragón de Mar - sonrio de nuevo, moviendo la cabeza negativamente - no...tu no eres el dragon de mar, eres Kanon de Geminis, maldito mentiroso... ¿desde cuando eres humilde? Maldito cambia-capas.
No permitió que Kanon le respondiera, ni que la sirena interviniera. Baian se lanzó al ataque directamente a Kanon, generalmente no hacía eso, pero necesitaba apartar a la sirena de enmedio. Necesitaba que no intentara intervenir. Baian lanzo un puñetazo, que empujó a Kanon con tal fuerza hacía atrás , modificando la ubicación de los contrincantes..
Pilar del Atlántico Norte |
