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.Ya estaba un poco adentrada la tarde y se comenzaba a pintar en el cielo los matices naranjas del atardecer. El sonido de las gaviotas y ese sutil aroma salado solo le indican que ya se encuentra cerca de su destino. El primero. Un puerto.
Había pasado el tiempo suficiente como para no creer volver a verse en ese tipo de situación.
Antes de partir del Santuario fue llamado por su diosa, ese pequeño hecho fue el primer paso y desembocó en que luego de mucho tiempo saliera del Santuario para cumplir con su deber para con la orden de Athena. Una misión, casi parecía tan sencillo como eso, pero si se lo encomendaba su diosa personalmente no podía tratarse de cualquier cosa.
Debía encontrar un artefacto, uno tan viejo como las eras, que debía ser tan poderoso como peligroso si Athena deseaba encontrarlo y destruirlo. Si aquello no había terminado de aclararle la gravedad de la situación si lo hizo el saber que el dios Poseidón también unía a sus fuerzas.
Alentador. Igual que las palabras de su Diosa sobre el caos y la destrucción que podría traer no encontrarlo.
-Maravilloso…-susurró al recordarlo mientras aún seguía su trayecto. Todo lo que le había entregado su diosa luego de aquello fue un papel con una dirección, la cual marcaba un punto de encuentro donde debía encontrarse con el marino de Poseidón; también un mapa con unas coordenadas marcadas en los bordes.
Podrían encontrar ahí mismo un medio para transportarse, según Saori.
Al llegar dejó en el suelo lo único que traía consigo, la armadura cubierta por una tela, y miró por los alrededores. Los botes y barcos pequeños se mecían en el agua amarrados a las espigas, algunas personas todavía se paseaban por aquel muelle, otras más solo eran participe del ambiente de cantina para marineros, que entraban y salían en medio de la bulla y el alcohol. Un sitio nada glamoroso pero ha visto peores en un mundo más abajo de sus pies.
Solo debía esperar.. -
+1 .
El Dios Poseidón lo mandó llamar a su Templo en las profundidades el océano con especial urgencia y ceremonia. Kanon no quiso jugar demasiado con su suerte y acudió ante la deidad vistiendo su Escama de Dragón Marino.
A su paso ante la corte de Marinos, estos lucían nerviosos y cabizbajos, lo cual no le dio una buena espina al Comandante de los Generales.
Cuando se arrodilló ante de la divinidad y este lo miró pentrantemente a través de los ojos de Julian Solo.
- ¡Ah! Kanon... Desafortunadamente eres al único a quien puedo confiar esta misión - lanzó un suspiro pesaroso y al Dragón Marino le irritó aquel tono que denostaba desconfianza y resignación.---------------
El Triángulo de las Bermudas. Un artefacto construido por los Titanes, los tíos de Poseidón y abuelos de la Diosa Athena. Inconcebiblemente destructivo y amenzante, con un alcance que estos dos no podían llegar a concebir, pero sí temer solo de imaginarlo. Un oráculo había revelado a la Diosa de la Guerra que este artefacto era una bomba de tiempo y era fundamental su inmediata neutralización ¿Cómo podrían detener esta titánica arma? La profecía reveló el método triunfal: la melodía más hermosa que el hombre hubiese compuesto jamás apaciguaría a la amenaza.
¿Y por qué entonces no habían enviado a Sorrento y su estúpida, pero horrorosa flauta a la misión? Porque esa maldita cosa se encontraba en una localización desconocida del Triángulo de las Bermudas, el oceáno que custodiaba Kanon y que, además, su cosmos estaba conectado de algun modo a este sitio.
Poseidón le indicó que su único compañero sería un Caballero de gran rango de Atena. Dragón Marino preguntó si acaso sería algún Dorado, pero la deidad no le dio una respuesta.
Así que cuando llegó al punto de reunión y no encontró a ninguno de los 12 Dorados pensó que había llegado antes, hasta que a sus sentidos llegó un cosmos considerable y encontró a un hombre joven de porte elegante, pero gélido, que vestía una capa muy simple.
Kanon por su parte llevaba la caja de su Escama a la espalda, cubierta por tela, y vestía de modo casual y ligero, pues aquel puerto en algún punto de Estados Unidos era caluroso. Se acercó al presunto caballero y lo escrutó sin educación.
- ¿Nombre, rango y armadura?
Cuestionó de modo golpeado y hasta altanero.. -
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Athena había mencionado que depositaba toda su confianza en la persona que enviaría su tío, aunque no mencionó el porque de ello, solo dijo que todo debería estar bien antes de despedirlo y luego no supo si eso era una manera de tranquilizarlo o no. Pero tal cual como se presentaba el asunto podría comprender el por qué. La situación era delicada por lo que esa persona debía de ser un punto clave, además, no podía dejar de darle vueltas a toda esa profecía relacionada a los titanes, era su mismo poder destructivo condensado en una herramienta cuyo nombre era impronunciable. Y de la que quien sabes hace cuantos eones está ahí esperando por liberar todo ese poder. Sin presiones.
Y fue de repente, mientras se mantenía ahí cruzado de brazos y mirando hacía el suelo, que llegó hasta él la presencia de un cosmos imponente, del que dedujo solo debía tratarse del marino de Poseidón. Definitivamente el dios no había dudado en enviar a uno de sus guerreros más fuertes a esa misión.
Así como una silueta que se reflejaba en el suelo una voz gruesa llamó su atención de forma autoritaria exigiéndole que se identificara. Levantó la cabeza con el entre cejo ligeramente fruncido por esa forma tan descortés de dirigirse a una persona y quedó helado en su lugar al encararlo, apenas entre abriéndose los labios incrédulo, al ver el rostro tan familiar de ese hombre pero por el contrario su voz no resultaba familiar. Y ese detalle, ese pequeño detalle era lo que le hacía dudar sobre asumir quien era.
-Orfeo de Lira-habló recuperando la compostura, aclarando su garganta y observando rápidamente la figura del marino- Caballero de plata..-respondió a lo “pedido” por el más alto tomando una postura más formal, formando una leve pausa antes de seguir- Para exigir de esa manera podría, al menos, presentarse también- y finalizó con aquello, que aunque su tono de voz fuese bastante suave había un poco de recriminación disimulado en él.
Solo momentos después a ambos se acercó un hombre ya algo mayor, uniformado completamente y cuyo sombrero con visera tapaba un poco sus ojos, de barba canosa y bigote. Se inclinó en un saludo respetuoso.
-Buena tarde, caballeros. La señorita Kido me ha pedido que los ayude a llegar a su destino. Por favor acompáñenme, su transporte se encuentra por este lado-
Indicó la dirección con la mano y esperó por ellos. -
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Percibió la sorpresa y duda cuando estas dos sensaciones cruzaron el semblante del Caballero de Athena en cuanto se acercó. Seguramente era otro que lo confundía con su gemelo; sin embargo, este caballerito no eran tan brusco ni idiota como otros, así que le exigió presentarse igualmente percibiendo una ligera diferencia entre él y Saga. El Marino soltó un bufido de autosuficiencia.
— Soy Kanon, General de Dragón Marino y en ocasiones Caballero de Géminis — se inclinó para mirarlo a los ojos desde arriba, puesto que le sacaba una cabeza al guerrero de plata y el gemelo lo escrutó. — ¿Un Caballero de Plata? Creía que esta misión ameritaba un rango dorado.
Meneó la cabeza. Luego pensó que aquel niño que portaba la armadura de la Lira tenía cara bonita como Misty o Afrodita, pero con cierto toque menos andrógino. De cualquier modo, Sorrento le había mostrado que las caras lindas eran solo una fachada en ocasiones peligrosa.
El barquero llegó justo a tiempo para romper el aura tensa que se había formado entre los dos compañeros de misión. A Dragón Marino le pareció inmensamente curioso que utilizaran una barca común y corriente para llegar al corazón del Triángulo de las Bermudas. Pero no era el momento de cuestionar, así que asintió y siguió al hombre, luego hizo un gesto con la cabeza al chico para que lo siguiera.
Abordaron un barco pequeño, la tripulación estaba conformada por tres oficiales discretos, incluido en capitán. Al parecer era un yate turístico para acercar a los curiosos al legendario Triángulo de las Bermudas hasta el límite entre la vida y la muerte. Claro que esos marineros conocían bien el límite y solían posarse en el lado de la vida.
Kanon se acomodó en su camarote y ordenó que se encaminaran al destino. Los primeros momentos cuando el barco comenzó a adentrarse en altamar, el General Marino abordó a Orfeo quien observaba el océano a través de la borda.
— Espero que sepas nadar — dijo a modo de broma pesada. — Parte de mis poderes es conectarme con el Triángulo de las Bermudas, logré esa habilidad como parte de mis talentos como General de Poseidón y como aspirante a ser la copia de mi gemelo Saga, a quien ya debes conocer. Aún así no conozco del todo bien el territorio suicida al que estamos a punto de adentrarnos. Por el momento solo puedo ofrecer al barco un campo de protección cuando entremos al Triángulo, pero no aseguro que sea capaz de mantenerlo siempre y si muero, obviamente la protección terminará. Una advertencia: entre más nos acerquemos a la zona central del Triángulo mis habilidades disminuirán y las tuyas aún más; jamás he intentado sobrepasar mi límite aquí, pero tengo la teoría de que existe un “centro del huracán” y que en ese lugar yace el misterio del sitio y seguramente ahí está oculta el arma de los titanes.. -
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“En ocasiones caballero de Géminis” aquello volvió a cambiar su semblante a uno de sorpresa e intriga, era una persona protegida por dos armaduras y tenía la impresión de que había escuchado mencionar su nombre alguna vez. Entonces era ahí donde cobraba sentido toda esa duda que nació al verlo, el gemelo.
Pero tanto sorpresa como la pequeña chispa de admiración murieron en el momento en que cuestionó si ahí no debería estar un dorado. Despacio respiró lo más profundo que pudo.
-Athena tendrá sus razones para no haber enviado a alguno de ellos-Sin bajar la mirada respondió de la manera menos imprudente que se le cruzó por la cabeza, y aunque él mismo se cuestionó eso mismo estando frente Athena inevitablemente era algo que no le hacía mucha gracia.- Por lo que me temo no tenemos muchas opciones, ¿No cree?-a pesar de todo mantuvo el tono respetuoso, aunque todo lo que le dijo se resumiera en un “no te queda de otra”, ya que aquel hombre seguía siendo un guerrero de elite y de dos dioses distintos. Ah, por eso Athena estaba tan confiada.
Para su suerte un tercero llegó a cortar con aquel ambiente de comienzo con el pie izquierdo. Tenían que estar uno al lado del otro en una misión y aquello ya iba para el suelo. Y tomando de nuevo la caja de su armadura asintió al gesto del marino para seguirles el paso.————————————
Ya se encontraban lejos de la costa, en cuestión de poco tiempo deberían de llegar a su destino pero una vez ahí ¿Qué?.
“Espero que sepas nadar”
Escuchó a sus espaldas la voz de Kanon que se acercaba hasta quedar al lado suyo. -Descuida, te hundiré conmigo- secundó el comentario. Luego el gemelo continuó
“Parte de mis poderes es conectarme con el Triángulo de las Bermudas…”
Escuchó con atención, al principio sin quitar la mirada del basto océano y conforme Kanon avanzaba en su explicación la mirada del plateado pasó del agua al marino. A pesar de la terrible primera impresión no dejaban de ser admirables las habilidades del otro, de buenas a primeras se veía que sabía liderar pero el panorama que arrojaba no era nada alentador. Y prácticamente si Kanon moría, morían todos.
-Así que…estaremos limitados una vez estemos dentro-dijo pensativo, lo medito un poco. Un centro, un centro. -No es descabellado, quiero decir, los barcos y lo aviones se perdían en ese lugar cuando se llegaba a cierto punto en particular justamente en la zona central ¿No es cierto? Eso dice el mito que rodea al Triángulo de las Bermudas, si hay un centro ese podría ser una posibilidad, de lo contrario ¿Por qué ocurrirían ese tipo de cosas?-hizo una pausa, tomando algo de aire que le pareció por unos instantes que se volvía pesado- al menos sería un punto de partida para buscar-
Uno de los marineros se asomó hacia donde ambos guerreros se encontraban, alzando la voz y con los pulmones llenos de aire soltó solo una simple frase “Nos estamos acercando”.
Era extraño y quizá solo pudo ser idea suya, pero por unos segundos le pareció que junto con la voz de aquel hombre resonaba un eco, lejano.
Le hizo pensar en una cosa.
-Kanon…-llamó suavemente- Esa cosa…¿No estara protegida por algo?-
Edited by Farore-D-Ikana - 12/9/2019, 05:40. -
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Observó la actitud del Caballero de Plata, su postura y tono de voz. A pesar de la corta edad que ostentaba, le sorprendía el sosiego y cabeza fría que mantenía el chico, aún para ser Caballero, aún para el rango plateado.
—¿En qué clase de lugar libraste las batallas para la orden de Athena antes y durante la batalla? No suena a que hayas permanecido en las faldas del Santuario por tu nivel de criterio — admitió el General a modo de cumplido, aunque no estaba seguro si el atheniense lo tomaría como tal.
Pronto, la voz de un marinero anunció el arribo al área clave y Kanon sonrió de lado, después escuchó la observación de Orfeo.
Esa cosa…¿No estara protegida por algo?
— ¿Aquello? Debe ser beasty — bufó Dragón Marino fingiendo que le restaba importancia al asunto y era cierto que debía minimzar los detalles más escabrosos de “Beasty” como apodaba irónicamente a la primer bestia que custodiaba los límites de la zona cero. Era momento de levantar la esfera protectora en el barco.
Así que Kanon se acercó a la caja que guardaba su escama y la llamó para que lo vistiera. Con un destello de luz azul, Dragón Marino lo vistió como segunda piel con majestuosos brillos naranja y la capa ondeando tras su espalda.
A continuación, se acercó a la proa, cerró los ojos y concentró su cosmo al rededor de su cuerpo, en seguida una pequeña explosión creó un campo de protección con un halo dorado y cubrió a la embarcación. Acto seguido, un golpe monstruoso golpeó al bote, pero la barrera fue levantada a tiempo y el escudo absorbió el impacto.
— Escucha, chico de la Lira, es hora de pelear. Nunca he querido pelear contra Beasty — admitió con el entrecejo fruncido. — Es un ser que no obedece órdenes del Reino de Poseidón y tengo la sospecha de que este monstruo es solo la primera línea de cosas peores — miró al viejo marinero de la embarcación. — Capitán, no muevan el bote a menos que yo lo indique así.
Acto seguido Kanon saltó y se posó contra la enorme cabeza de Beasty que era de color rojo intenso y más grande que el bote, diversos tentáculos se removieron como un remolino dispuestos a atestar el golpe, pero el Géminis fue más rápido.
— ¡Explosión de Galaxias! — y Beasty quedó fuera.
….
Un murmullo de tempestad se hizo escuchar momentos después y diversas cabezas monstruosas y de color carmín comenzaron a emerger del océano.. -
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Un cumplido fue algo que no vio venir en ese momento, ni imaginado. Resultó una sorpresa agradable que no disimuló en su expresión. No estaba seguro de si tenía alguna relación, pero el griego había acertado de alguna manera. Por lo que asintió despacio con la cabeza.
-Tienes razón, no permanecí en el Santuario. Me fui, de hecho- respondió con calma y cuando pensaba en preguntarle que tenia que ver una cosa con la otra Kanon respondió a su cuestión mientras atendía el llamado a prepararse para la siguiente fase. -...¿Beasty?-repitió escéptico ante el hecho de que efectivamente había una cosa ahí afuera capaz de devorarlos y, por amor a Athena, hasta nombre tenía. Y así tan casual como se fue volvió portando elegantemente la escama.
[...]Es un ser que no obedece órdenes del reino de Poseidón y tengo la sospecha de que este monstruo es solo la primera linea de cosas peores
Eso lo sacó un poco de la estupefacción, al igual que la expresión tan seria del otro y por unos segundos solo contempló la barrera formase-No dudo que nos esperen cosas peores, hablamos de asuntos de los dioses. Eso solo puede ir de pique-
El primer golpe no se hizo esperar, con todo y barrera absorbiendo el impacto el bote se sacudió al movimiento brusco del agua. Al asomarse por la borda podía contemplar el brillo rojo bajo el océano quedándose con las palabras de Kanon en la cabeza “Era hora de pelear”. El capitán dio una afirmación con voz clara y fuerte, enviando a sus hombres a colocarse en posición. De manera magistral el marino se abalanzó contra el monstruo, en un parpadeo la poderosa explosión de galaxias los iluminó, una escena tan temible como extraordinario.
El primer caído y tal como dijo el griego mayor solo era el primero de muchos, caído en cuenta de esto no tardó en llamar a la cloth, el agua comenzaba a arremolinarse y desde las profundidades un ruido gutural. Cabezas similares a la que Kanon atacó emergieron, pronto también sus tentáculos hasta verse rodeados. Uno de ellos volvió a arremeter contra el barco sin hacerle daño gracias a la barrera pero el movimiento brusco obligaba a sus tripulantes a sujetarse si no querían acabar en el agua.-Tsk..Ante un posible segundo ataque el plata se movilizó rápido saltando del barco para alcanzarlo y atacar al rasguear las cuerdas de la lira provocando que el tentáculo cayera al agua junto a un chirrido ensordecedor de la bestia.
Sucedió igual con otros tres, se subía en los tentáculos y atacaba sin pensarlo dos veces, por su lado Kanon debía de estarse encargando de otros más. Los ataques venían en muchas direcciones y su método se estaba volviendo muy lento y poco efectivo, debía cambiar la estrategia, algo que no fuera tan dirigido. De un salto volvió al barco y elevando su cosmos sus dedos se posaron en las cuerdas de la lira, entre las yemas y las puntas de las uñas una a una comenzaron a sonar, apacibles y melancólicas cada nota en armonía pronto le sumirán en un sueño mortal.
Y sacarlo del camino sería más sencillo.
-Serenata Mortal..-
Edited by Farore-D-Ikana - 14/9/2019, 17:20.
La profundidad de las BermudasRol Kanon y Orfeo, Misión |
