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.Palacio Valhalla
Se encuentra situado en Asgard, entre los fiordos de Noruega, ubicado en una zona rocosa elevada a la que se accede por un puente. La construcción es verdaderamente descomunal con muros y torres muy altos, haciendo honor a la fortaleza de los dioses.
Sus alrededores amurallados son escarpados, y existen varios pasos con escaleras exteriores cercanos a los precipicios. Al ser la residencia del representante de Odín y de sus guerreros es por tanto, la sede del poder en Asgard. La montaña en donde se ubica está rodeada de frondosos bosques y numerosas edificaciones, puentes y torres toscas, marrones y de formas rectas.
El palacio dispone de una enorme sala de audiencias donde el representante del dios Odín, recibe diversos informes. Presenta muchas más habitaciones de las que se han visto, y como no, el Valhalla también dispone de mazmorras. Posee hermosos jardines circundantes, en uno de los cuales hay una hermosa fuente.
El palacio también posee una salida que conduce directamente al patio en el que se eleva la Estatua de Odín.
Se accede al interior a través de un puente levadizo, tras cruzar un gran arco flanqueado por grifos.
Edited by CatSnake - 26/9/2020, 12:08. -
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Todavía no se acostumbraba, pero ya estaba más adecuado a las nuevas circunstancias, desde los sucesos de la posesión de Hylda y la lucha contra los santos de Athena, Tholl no había podido hacer mucho más debido a su pronto fallecimiento, cosa que le dejaba un muy mal sabor de boca ya que sintió no pudo servir mejor a la mujer y al dios a quienes juró lealtad; pero una segunda oportunidad ahora habría sido brindada y no pasaba día en el que no agradeciera aquello, disponiéndose a ser un mejor sirviente y protector no solo de Odin e Hylda, si no de Asgard y el continente del norte en general; ya sabía y tenía claras las pautas que se le había pedido a cada resucitado, pero por encima de aquello él le rendía cuentas a los dioses de Asgard y lo que ellos les pidieran lo haría sin poner en tela de juicio un instante.
Se le comunicó que podía vivir en el Palacio del Valhalla sirviendo como siempre lo había hecho por el bien común, aceptando inmediatamente sin protestar demasiado respecto a aquello, pero la idea de salir de ahí y vivir en una casa propia era algo que se había instalado en su cabeza desde que volvió a la vida, y planeaba eventualmente irse a una lugar aparte, aunque aquello no significaba que dejaría de servir como guardián a Hylda o a Asgard en general; por lo pronto se hallaba cómodo en la habitación asignada en el palacio, después de todo contaba con gran lujo y todas las comodidades requeridas.. no era urgente el plan de buscarse un lugar más privado, pero si inevitable que ocurriera.
Paseando por los largos y ya no tan fríos pasillos del palacio, se quedó quieto un momento contemplando a través de una de las ventanas en lo alto que daban directo a los amplios jardines, como ahora el sol se alzaba radiante en el cielo; toda aquella nieve ya no estaba como un manto letal sobre el suelo Asgardiano, las cosas parecían estar bajo control ahora, incluso podía ver flores decorar partes del sitio y un agradable ambiente que parecía emanar en general incluso del pueblo que se veía a lo lejos… como había cambiado todo, y Tholl no podía estar más agradecido, suspirando por la boca con alivio no pudo evitar sonreír pacíficamente, ahora deteniendo su mirada aguamarina en unos niños que jugaban a las afueras del palacio, parecían llevar espadas de madera y gritaban emocionados mientras se perseguían entre las plantas y decoraciones del área.
De pronto sintió ganas de ir a ver si se encontraba con alguno de sus antiguos compañeros, pensándolo detenidamente, no había tenido demasiado contacto con nadie desde que regresó… es decir… porque había más que solo él ¿no? *se tocó la barbilla en un gesto pensativo* vale... no lo había pensado demasiado antes, pero ahora que caía en cuenta, solo había visto a Hylda y a los guardias o civiles en general, pero ningún tipo de acercamiento con alguno de los dioses guerreros. Se giró sobre sus talones y miró atrás el pasillo que había recorrido: ¿Tal vez estaban en sus habitaciones? ¿o quizás cada quien se fue a un lugar distinto?, no.. imposible, sabía que de estar, todos seguirían en Asgard, era solo cuestión de tiempo para toparse con alguno.. -
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Ese era precisamente el día en que el universo conspiraba contra su persona. Silver, pequeño hurón endemoniado, había mordido su jaula hasta hacerle un hueco y había roto todos los cojines que le había dejado para dormir. Además, por primera vez en mucho tiempo su excelente sentido del oído se había apagado y no pudo escuchar cuando el animalejo había desgarrado toda su ropa e incluso parte de sus sabanas en un desesperado intento por encontrar algo de comer.
"Castigo divino le llaman" se dijo a si mismo mientras dejaba a su mascota con un plato de alimento y algunos trozos de carne. Tenía que comprar ropa, comida, y probablemente encargar una jaula nueva o por lo menos unos alambres, por lo que se apresuró a ponerse el único abrigo que quedó intacto después de la masacre sucedida durante la madrugada para salir a enfrentar otro nuevo día en Asgard. De paso podía aprovechar y llevarle a... Hylda los manuscritos antiguos que había traducido, junto con las cartas que se le encargó redactar. Si era obvio que tenía que ser él ¿quién más iba a comprender los garabatos, corregir las faltas de ortografía, y darle una estructura a los escritos de esa mujer? ¿Quién iba a hacerlo sino el hombre más inteligente de Asgard?
—Empiezo a pensar que me utilizan de secretaria—dijo para si mismo el guerrero de delta, observando por momentos el palacio del Valhalla a lo lejos y refunfuñando.
Desde el momento en que había sido traído de regreso a la vida se negó a seguir con su existencia como hasta el día de su enfrentamiento con los caballeros de bronce. La oferta sobre llevar sus vidas como humanos normales le había parecido demasiado buena como para rechazarla, y así tendría una excusa para no volver al lado de Hylda, o encontrarse de nuevo con el inútil de Siegfried el día que lo revivieran. Por Odín cómo detestaba a ese hombre, el favorito de todos, honorable caballero invencible de alma pura y corazón bondadoso. Una completa pesadilla.
Y hablando de pesadillas, hasta el momento solo había visto a Mime y a Fenrir, por lo que se preguntaba si el resto estaría muy lejos o si por el contrario seguirían en algún lugar perdido en Asgard. Al menos a uno podía reconocerlo, el gigante Tholl de Phecda, quien permanecía leal al lado de Hylda como un perro guardián. Si debía ser sincero ese sujeto no le molestaba tanto como para quererlo muerto como si pasaba con Siegfried, era sencillamente que sus principios eran demasiado diferentes y le resultaba aburrido.
Tomando una honda respiración una vez llegado a la fortaleza, escuchando sus pasos resonar en los enormes pasillos que atravesaba en busca de algún pobre miserable que le aceptara los papeles. Sin embargo, pronto el sonido de sus pies al chocar contra el suelo fue ahogado por el pesado caminar de alguien más, y sus ojos esmeralda se fijaron en la imponente figura que ahora se hallaba a pocos metros de distancia de él.
—Ah—Alberich partió los labios para decir algo, pero ¿qué podría decir? ¿hola? No eran cercanos, y él seguía siendo un traidor. No había nada que hablar, pero algo dentro de su mente y las experiencias que había tenido con los otros dos guerreros antes de llegar ahí lo empujaron a dedicarle al mayor al menos un saludo por cortesía—Buenos días, Tholl. Parece que volvemos a encontrarnos después de mucho tiempo, no esperaba ver a otro dios guerrero por el Valhalla.
Soltó las palabras de forma distraída antes de voltear hacia uno de los pasillos para seguir su camino, suficiente interacción social por el momento. Ya podía decir que había alcanzado un mejor nivel de interacción social que Fenrir.. -
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Mientras seguía caminando por entre las partes del palacio, no pudo evitar distinguir en la distancia una figura que le resultaba inconfundiblemente familiar, ¿y cómo no?, era imposible olvidar un color de cabello tan peculiar como aquel: Magenta no era un tono muy común de ver, y sin embargo tan vistoso y llamativo, que era imposible de ignorar.
"Buenos días, Tholl. Parece que volvemos a encontrarnos después de mucho tiempo, no esperaba ver a otro dios guerrero por el Valhalla”
La memoria de Tholl entonces le dio la razón, afortunadamente no era tan mala como él pensaba: Aquel joven de brillante cabello era Alberich de Megrez: no era exactamente una persona con la que hubiese hecho amistad o se llevara particularmente bien en aquel entonces, pero era su compañero en armas y una mente brillante hasta donde podía recordar.
—Alberich — Masculló con cierta sorpresa en la voz — Buenos días — Acompañó su saludo con un pequeño gesto de la cabeza, dejando fijos sus ojos aguamarina en aquella pequeña figurilla que era su compañero Amatista — Debo admitir que, de todos, eras a quien menos esperaba encontrarme por aquí.
Tholl jamás se destacó por ser un tipo especialmente hostil; de hecho, se le conocía por ser fiel a Hylda y por su característico tamaño y gran fuerza: en combate podía ser un oponente temible, pero en buenos términos, él no era alguien de quien debieras preocuparte, a menos claro que fueras un imbécil… cosa que Phecda conocía era una de las “cualidades” de Megrez, por lo cual iba pisando con cuidado en terreno pantanoso al acercarse a Delta.
—¿Qué te trae por aquí? —Preguntó moviendo una de sus manos como gesto involuntario al hablar — ¿Trabajando en tus…ehhh…. Proyectos? — Pensó por un instante como catalogar aquellas actividades del Amatista, no quería sonar discrepante hacia el chico, Gamma era consciente de que aquella era una segunda oportunidad para todos, y probablemente volverían con una cara distinta, o eso suponía podría ser en la mayoría de los casos. — Justo iba a intentar encontrarme con alguno de ustedes —Dijo— Desde que volví no había podido toparme con nadie salvo Hylda —Rascó un poco su nuca, ladeando la mirada hasta dejarla sobre una de las miles de ventanas que acompañaban los pasillos —Quería saber si no era el único, y por lo que veo mi intuición no me falló — Culminó su sentencia con una pequeña sonrisa bastante grata la verdad.. -
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No pudo evitar que una carcajada, simple y casi sincera, se le escapara de los labios cuando la frase del gigante interrumpió su andar. Ciertamente era el último de los dioses guerreros que uno esperaría ver cerca de Hylda en ese momento donde no estaban obligados a servirle, y no era que Tholl estuviese equivocado pero burlarse de la escritura de la sacerdotisa de Odín frente a su más fiel sirviente no le parecía una buena idea. Si es que aquel coloso podía reventarlo contra una pared tan solo con un movimiento de la mano, y ganas no le faltarían después de todo lo que había pasado.
—¡Ja! Si, entiendo tu confusión. Pero el trabajo no se termina, muertos en batalla o no, algunos seguimos teniendo asuntos que nos impiden desligarnos por completo de Hylda—una sonrisa apenas se había formado en sus labios antes que la presencia de uno de los guardias le llamara la atención lo suficiente para dejarle los papeles en la mano e indicarle con un gesto que se los entregara a la regente de Asgard. Mejor si podía evitar dirigirse directamente con ella, sabía que ambos consideraban aquello una total pérdida de tiempo. No se llevaban bien, nunca lo hicieron y jamás lo harían así que antes que a él se le ocurriera apuñalarla con una pluma mejor mantener la distancia.
Tholl seguía hablando pero el pelirrojo no prestaba demasiada atención a sus palabras sino más bien a la incomodidad que se podía notar en su voz y en su postura, mirando a cualquier sitio menos hacia él. No era de extrañar, no tenían ya la mejor relación antes de la batalla contra los caballeros de bronce, mucho menos ahora, pero el guerrero de delta no iba a desperdiciar la oportunidad de 'hacer las paces'. Eso era lo que significaba esa sonrisa de parte del mayor ¿o no?
—Qué curioso que lo menciones, de hecho Fenrir está viviendo cerca del bosque. Sabes que vivir cerca de la gente no es lo suyo. Por mi parte estoy viviendo en una cabaña cerca de la costa, como imaginarás tengo muchas cosas en las que pensar ¿En qué cabeza cabe eso de revivir a un traidor, y todavía darle la oportunidad de seguir cerca de la persona a la que decidió apuñalar por la espalda? ¿No te parece una locura?—alzó una ceja y sin esperar una respuesta de parte del más alto se acercó los pasos que los separaban para tomarlo de la muñeca—Ya que quieres vernos y siendo ésta una nueva oportunidad para nosotros, te invito a pasar el día conmigo 'compañero'. Me viene bien alguien que pueda ayudarme a cargar algunas cosas.
Con una sonrisa inocente de niño que no rompe un plato, y aunque Alberich no tenía ni la mitad de fuerza que poseía Tholl, se las ingenió para guiarlo fuera del Valhalla. Hylda seguro estaría orgullosa de verlo tan cambiado y 'amistoso' ¿cierto?
Continúa en Conociéndonos.
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