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.En aquel momento despertó en un campo verde y vivo, lleno de pequeñas flores. Más familiar de lo que hubiera deseado.
Despertar y volver a ver el cielo ya había sido un fuerte impacto, reconocer aquel sitió casi le hace perder la cabeza. No lo comprendió, ni quiso entender de razones en ese momento, solo quería creer que estar vivo nuevamente no era más que una horrible pesadilla provocada por el mismo infierno en el que murio. Por traidor.
Sabía que estaba en Grecia nuevamente, luego de muchos años incluso antes de su muerte, y cuando pudo encontrar la suficiente lucidez en su desesperación corrió cuanto pudo en dirección contraía al santuario de Athena, el lugar que se suponía debió haber sido su hogar siempre y ahora le costaba reconocer como tal. Su destino fue el cementerio de Rodorio, el único lugar donde en ese momento se encontraba su destruido corazón. Con un nudo en la garganta que podría ahogarlo se quedó por horas frente a una tumba, la de ella, en la que desahogó toda su culpa, remordimiento y rencor por volver y dejarla nuevamente; por haber arrancado de sus manos su único confort, el haber vuelto a encontrarse con ella en la muerte.
Esa oportunidad era peor que el Cocytos.
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Sus primeras horas pasaron allí, poco más de un día se sumió en la pena frente a lápida antes de resignarse a retornar al Santuario, prometiendo regresar pronto a visitarla. Lo cumpliría cada sábado.
Comprendía que no podía alcanzarla esta vez, eso no es lo querría ella. Menos ahora, aún si eso es lo que él más desea.
Al regresar, moviéndose instintivamente por el Santuario hacía la zona de residencia de los caballeros de plata, un poco más alejado una cabaña que llevaba años abandonada. Aún resguardaba bajo mantas todos sus instrumentos protegidos del polvo y del tiempo. Quizá algunos ya no sonarán como antes; no sabe si quiere hacer que suenen otra vez.
En un estante al lado de una viola esta el lugar de la lira que siempre carga, vacío .
Se sentó en el banco al lado del viejo piano vertical, con los ojos todavía rojos e irritados, a intentar asimilarlo sin saber si tendría éxito. Sería un camino muy largo.
Muy irreal.
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.“La voluntad de los dioses, aun en su misericordia, es muy cruel.
Es un castigo volver a nacer en el mismo sitio donde te perdí la primera vez.
Y es un castigo volver a vivir en un mundo sin ti”
-Vaya recuerdos.- Dijo para sí alzando la mirada hacía el cielo, sentado en los restos de un pilar caído justo al frente de su casa, con la lira en mano y una melodía en la cabeza.
Un poco mejor, un poco más vivo. Ahora lo entiende un poco más.
Habían pasado meses desde su regreso, no había sido malo, pero tampoco resultó nada fácil.
Los dedos se deslizaron por las cuerdas tocando una balada lenta, dulce y que ya tiene a quien ser dedicada, siempre son dedicadas y le gusta pensar que su música aún llega a ella sin importar donde esté.“Pero aun así….
Euridice…
Seguiré dando lo mejor de mi”
El tiempo terminaría de curarlo todo. Algún día.
Edited by Farore-D-Ikana - 27/11/2019, 19:06.
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