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Es la parte final y más alta del Santuario.
La colosal estatua que representa a la diosa Atenea que preside y domina todo el Santuario desde la parte más alta, claramente visible desde lugares distantes, accesible sólo a través del templo del Patriarca. A primera vista parece que esta gran estatua no tenga gran importancia, pura decoración y simbolismo, no obstante, esconde un secreto que sólo el Patriarca, o unos pocos vivos, conocen.. -
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Debía reconocer que volver a la vida era aún más complicado que pensar en la muerte como un destino final sin retorno, porque caminar desde Sagitario al templo de Athena le parecía no sólo un camino distinto, sí no también tortuoso porque vería a Sasha ahí parada junto a la estatua de Athena mientras él era aún más consciente de sus sentimientos y emociones por ella... Sí, ése fue el precio que le dejó la muerte. Despertar sabiendo que no era un guerrero quien velaba por ésa hermosa sonrisa, sí no un hombre muy enamorado.
Nunca antes había flaqueado, y sabía que no lo haría esta vez...
pero...
Resultaba difícil imaginarse de rodillas ante su Diosa sin expresar lo que sentía realmente.
Ya antes su corazón se vio envuelto por la oscuridad cuando la culpabilidad que sentía por el sufrimiento de Sasha le volvió presa fácil para los cuatro dioses del sueño; y El Cid fue quién le salvó... ¿Esta vez cómo podría soportarlo?
Sí puedes...
Se repetía.
Nunca tuvo que lidiar con esto porque entregó su vida al servicio de Athena, pero ahora le costaría un mayor esfuerzo, esfuerzo que estaba dispuesto a hacer por ella.
Cuando Sisifo salió del templo del Patriarca en dirección a la parte más alta del Santuario, tuvo que detenerse brevemente para cubrir sus ojos con la sombra de la mano, debido a que el sol centelleante amenazó con lastimarlos.
Observó el cielo azul tan claro y despejado allá en el firmamento, con un sutil gesto de encanto. Avanzó tras un momento subiendo con calma los escalones que le restaban, pensando en el futuro encuentro con Sasha; sin embargo, cuando llegó a la amplia explanada, el sitio no estaba solo como había esperado, porque ella con su largo y precioso vestido blanco y la victoria sostenida en su mano, a los pies de la colosal Atenea parecía admirar algo en silenciosa meditación allá a la distancia.
Por lo menos Kardia no se encontraba ahí, porque con Sasha tenían una relación bastante cariñosa y cercana... Por lo que él pisaba con frecuencia aquél y otros sitios donde la deidad se encontrara (o viceversa)... Y para ser honesto consigo mismo, Sisifo experimentaba una sensación amarga cada vez que pensaba en ellos.
Sabía que su relación era como de dos buenos hermanos, al menos éso es lo que le parecía a él (a una parte de él); aún así, no dejaba de sentirse inquieto, tal vez celoso o quizá un poco egoísta.
Sisifo no dejaba que sus emociones le hicieran perder el camino hacia lo correcto, por lo que jamás demostraba su amargura o la soledad que sentía mientras El Cid continuaba inmerso en el sueño de la muerte y no pudiera compartir sus viajes o sus momentos con nadie más. Sasha por el contrario no estaba sola porque tenía a todos los devotos de Athena a su disposición, y a Tenma, Kardia y Alone para hacerla sonreír.... -
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Todos habían pasado por penurias, detener la ambición de Hades les había costado pérdidas irreparables, los recuerdos aún acudían a ella durante las noches llenando de angustia lo que deberían ser plácidos sueños. A la corta edad que presentaba la joven había pasado por más sufrimiento que muchas jovencitas de su edad. Para ella todos en el santuario eran su familia y les amaba como tal. Elevó la mirada al cielo sujetando con fuerza la victoria en la mano izquierda y la derecha sobre el pecho regulando los latidos armoniosos de su corazón,disfrutando de las caricias que el viento regalaba al rostro y cabellos.
Una sonrisa dulce acompañada de la felicidad desbordante en la mirada celeste aparecieron sin permiso alguno en el bonito rostro de la diosa al percatarse de la presencia de la persona a quien deseaba ver. —¡Sisifo! Que bueno que pudiste venir. — Sin pensar en los modales que le habían inculcado caminó para acortar la distancia con el guardián de Sagitario y le tomó una mano con alegría.
—Es realmente bueno verte... ¿Cómo estás? Lamento haberte llamado de esta forma. — La sonrisa dulce se volvió un poco tímida porque sabía que lo que deseaba nada tenía que ver con él santuario sino con sus deseos personales. Pero deseaba pasar más tiempo con centauro, Sisifo le agradaba mucho y se sentía tan agusto en su compañía que la diosa siempre terminaba buscándole.
<<una segunda oportunidad no siempre significa que tendrás un final feliz, pero sí la oportunidad de buscar ese final una vez más.>>
Lanzó un suspiro buscando la mirada del caballero antes de darse valor para hablar. — Sisifo... Si quisiera ir al futuro. ¿Me acompañarías? — La ilusión era notoria en la mirada femenina que buscaba convencerle sin que fuera por obligación. —Si no quieres ir está bien, puedo pedírselo a Kardia o Tenma yo solo, quería que fueras tú. ¡Pero no es tu obligación! — Queria desaparecer, los nervios le habían traicionado soltando palabra tras palabra que no sabía si se entendia.
Una bonita sonrisa apareció en el dulce rostro mientras esperaba por la decisión del noveno guardián. —No quiero que vayas como mi protector. — Confesó sabiendo que deseaba tratar al hombre que había tras el noble caballero.. -
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¿Cuáles serían los pensamientos de Sasha?
Se preguntó el noveno guardián mientras la observaba en silencio, y disfrutaba del suave viento de la tarde sobre su rostro y el hermoso cuadro que ella protagonizaba allá a la distancia. Siempre estuvo cuidando de ella como lo más valioso en ése mundo para él, porque era su Diosa, porque era la esperanza de todos, porque era la única mujer a la que siempre amaría...
Se sorprendió cuando los ojos esmeraldas se encontraron con los suyos, y dio un paso hacia ella para postrar la rodilla después y mostrarle su respeto; sin embargo todo movimiento fue cancelado al verla aproximarse, incluso las palabras que emplearía por saludo y que podrían atropellarse en su boca por liberarse se vieron congeladas cuando ella tomó su mano.
Se suponía que éso no debía suceder así... Se suponía que su corazón no debería acelerarse así con un contacto como ése. No era tan joven para emocionarse de ése modo, y aunque no lo fuera se recordó a sí mismo que continuaba siendo un humano y como tal las emociones no le estaban prohibidas, aunque sí el objeto de ellas.
Sonrió con aprecio y gratitud por el cariño que la Diosa le mostraba, e incluso orgulloso por merecerlo de ella después de tantos años como apoyo, guía y consejero.
"Mi Sasha es una mujer realmente dulce..."
Se dijo mientras la escuchaba.
—No tiene que disculparse por algo que me complace hacer...— no soltó el agarre que ella había ejercido porque desperdiciar una oportunidad de rozar su piel era un acto tan estúpido como respirar bajo el agua—. ¿Por qué mi Diosa desea ir al presente?— inquirió con suavidad.
Normalmente Sasha expresaría sus pensamientos hacía Sisifo como buscando un consejo, y después tomaría una decisión basada en las impresiones del mayor. Esta vez parecía realmente decidida a ir, y dudaba algo en las palabras del griego la hicieran desistir.
Sisifo pensó en las opciones que tenía con aquella petición, porque las reglas del vórtice de tiempo exigían un sacrificio físico y mental en el que no quería poner a Sasha en riesgo; además, estar a solas con ella le inyectaba cierta ansiedad en su pecho que disimulaba muy bien...
Oír el nombre de Kardia a la lista de posibles acompañantes no le agradó mucho porque la posibilidad de dejarlo solo con ella, y a cargo de ella le molestaban. No lo podía negar. Infectaban su corazón de pequeños sentimientos negativos que no quería escuchar.
—Nunca he considerado servirla como una obligación—, colocó una rodilla en el suelo de forma solemne—, porque velar por sus deseos siempre ha sido mi prioridad... Eso y su felicidad...— sonrió suavemente y admiró aquellos ojos de verde esmeralda tan hermosos y brillantes darle el valor necesario para aceptar cumplir la tarea que ella deseaba llevar a cabo—. Cuente conmigo, Athena.. -
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La joven se mordió el labio inferior ante el cuestionamiento del noveno guardián, un ligero color rojo amenazaba con pintarle ambas mejillas mientras se perdía en la mirada tan azul como el cielo que les daba cobijo. No podía decir abiertamente que deseaba ir porque estaba cansada de ser tratada con tanta pleitesia, el respeto estaba bien pero ella veía a todos como su familia y el trato formal le hacía sentir una distancia que le quemaba el pecho con fuerza. Kardia, quien era tratado como irreverente era quien no se media y discutía con ella cual niño, le molestaba e incluso llegaba a pellizcarle la mejilla al tratarle como una niña, le daba la confianza de hacer un berrinche o alguna travesura si así lo deseaba.
— Permítete algún capricho de vez en cuando, eres después de todo una mocosa jodidamente seria para tu edad.
Rió un poco al recordar a Deguel regañarle por decir tales palabras en su presencia pero nadie entendia que ella valoraba aquella sinceridad franca más que nada, le hacía sentir como una hermana pequeña siendo molestada y eso despertaba una calidez que se expandía por su cuerpo. Quería eso con Sisifo más que con nadie, deseaba tanto tener una relación más cercana con él centauro que estaba cansada de verlo arrodillarse ante su mera presencia. —Por favor... Por favor Sisifo ¡No te arrodilles! — Soltó el báculo de la victoria sin importarle el sonido que hizo al caer al suelo y tomando ambas manos del caballero de Sagitario tiro de ellas para que se levantara.
Sin darse cuenta un par de lágrimas amenazaban por salir de los ojos esmeralda antes de decidir ser ella quien se sentara en cuclillas para estar al mismo nivel de su fiel protector. — No quiero. Que te arrodilles más, no quiero que nadie mas tenga que arrodillarse en mi presencia. ¿No te das cuenta? Quiero reír y convivir con ustedes. Quiero que dejes de tratarme como una deidad superior. — Por primera vez la fémina se permitía ser caprichosa, eran tiempos de paz y quería un poco de eso lejos de formalismos inecesacios.
—No quiero que me trates como Athena, ¡quiero ir al futuro contigo y ser solo Sasha! — Le soltó para cubrirse los ojos y ocultar el sentir que le invadía cada vez que la marcada distancia entre diosa y caballero se hacía presente entre ellos impidiéndole así descubrir que era lo que tanto sentía y añoraba al lado de Sagitario.
Se limpió el rostro y de entre los adornos del vestido blanco que portaba sacó un delgado mechón de cabello lila trenzado con flores por ella misma extendiendolo al noveno guardián. — ¿Vendrías conmigo de esa forma Sisifo? — Para cualquiera que pasara por ese lugar probablemente parecería una confesión de amor aún cuando para ella era el desnudar de su alma y deseos inconscientes al hombre que anhelaba conocer sin estatutos de por medio.. -
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El ruido que niké hizo sobre el suelo le asustó, porque no entendía que pasaba por la mente de la Diosa para actuar, sin embargo le quedó claro cuando esta intentó levantarlo y con llanto en sus ojos le suplicó no volver a hacerlo...
Sisifo experimentó un sentimiento de amargura profunda que le hizo tragar saliva con dificultad mientras observaba las gráciles lágrimas de la joven manchar su rostro...
¿Por qué? ¿Por qué él no podía hacerla feliz? ¿Por qué tenía que verla sonreír con Tenma y él solamente podía hacerla llorar?
Tuvo que apretar su labio por dentro con los dientes para controlar el sentimiento de frustración que sintió.
— Perdóname...— intentó llamarla por su nombre pero temía escupir sus sentimientos si lo hacia. Temía tanto pronunciar su nombre y demostrar el amor que sentía que sólo pudo apretar sus manos y tratar de controlar las profundas ganas que sentía por tocarle las mejillas con los dedos, o poner sus labios en el pómulo albo para tratar de borrar su dolor, que era un tormento para Sagitario.
Cuando ella lo soltó y se cubrió el rostro con las manos Sisifo la miró con arrepentimiento, incluso estiró los dedos para calmarla pero antes incluso de tocarla se arrepintió porque ella era muy valiosa para lastimarla, aunque sin querer lo había hecho.
— Perdóname...— volvió a repetir, consciente que no sería la última vez que le haría daño.
Entonces ella extendió el regalo, y él supo que no hacia falta explicar porqué era un mechón o para qué debería usarlo si las reglas del vórtice explicaban claramente que Athena entregaría el objeto que permitiera el viaje de un tiempo a otro. Él sonrió cálidamente, y tomó nuevamente la mano de la Diosa con el mechón, esta vez para ayudarla a ponerse de pie. Juntos.
— Escúchame...— suspiró suavemente y recordó su propia promesa en Sagitario de hacer todo diferente, y hacer hasta lo imposible por lograr ver a Sasha feliz—. —Es difícil enseñarle trucos nuevos a un perro viejo...— con los dedos temblorosos de la otra mano tocó la piel en el rostro de Sasha para limpiar sus lágrimas, teniendo cuidado de no lastimarla con el metal de la armadura en el guante dorado—.... Pero eso no implica que no pueda aprender a tratarte como tú esperas—. Retrajo la mano y la soltó completamente para admirar el regalo que acababa de hacerle, y que sabía perfectamente donde guardar —. Solamente te pido paciencia, Sa-Sabes?...y que éste viaje sea todo lo que tú esperas...— No lo demostraba completamente, pero le hacía feliz que ella lo escogiese a él... A ÉL, y no a Kardia, o a Tenma o cualquier otro caballero de entre los ochenta y ocho disponibles.
No quería aceptarlo, pero alimentaba cada uno de los latidos que sentía por ella...
——¿Cuando deseas partir?— inquirió admirando la estatua de Athena, seguro de que la entrada al vórtice estaban por ahí..
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