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Una sensación de frío le recorrió ligeramente la piel, cosa que le causó cierta curiosidad; antes pensó que volver a ese lugar ya no le importaría en lo más mínimo, pero al parecer no era del todo cierto, había indiscutibles detalles que, aparentemente, ni la muerte había podido borrar de su ser. Después de todo ese sitio estaba lleno de recuerdos, la mayoría bastante desagradables para el moreno, aunque alguno que otro nostálgico.
Desde que había despertado de la muerte, no había tenido mucha oportunidad de reunirse con otros caballeros, salvo un encuentro fugaz con su hermano que no había hecho sino sembrar algo más de duda en su mente respecto a todo lo que estaba pasando en ese momento.
Sus pasos, aunque tranquilos, tampoco eran muy meditados, limitándose a avanzar entre las rocas, columnas rotas, trozos de cuero y madera de las armas y armaduras de entrenamiento, con la tierra que levantaban los pies al moverse; se encontraba merodeando por aquella zona aledaña al santuario donde los jóvenes aspirantes a caballeros entrenaban unos con otros, solo los dioses sabían cuántas hermandades y rivalidades habrían surgido en ese lugar y habían encontrado un destino agridulce en las guerras. Por su parte, Deuteros en su momento, solo había podido pasearse por ahí a escondidas, como un bicho raro y siempre portando esa maldita máscara que cubría la mitad de su rostro, casi se sentía extraño pisando esa zona sin estarla ocupando y de manera inconsciente, se llevó una mano a la barbilla, repasando su mentón mientras seguía caminando. ¿Qué buscaba?, ni el mismo sabía con exactitud, se sentía algo extraño al respecto, en otro momento, seguramente habría optado por solo regresarse a la isla, donde se sentía más a gusto, pero en aquella ocasión, había decidido tomarse su tiempo para pasear con más calma, no llevaba encima la armadura, tan solo un pantalón de color gris, el calzado de entrenamiento y una playera azul marino; aún estaba indeciso con respecto a su rol como caballero, más ahora que la paz reinaba, tampoco sabía si sería prudente mantenerse alejado del Santuario como había hecho hasta entonces. Tal vez… inconscientemente eso buscaba, alguien que pudiera aconsejarle, al menos aclarar un poco su cabeza, no ayudaba mucho el hecho de haber sido de los primeros en volver de la muerte y bajo esas condiciones. No era raro que un poco de nostalgia abarrotara su pecho cuando la palabra “consejo” le llevó a recordar al caballero de virgo, uno de sus compañeros de armas con quien había podido entablar una amistad; poco después, también el recuerdo de Degel vino a su mente, aquella ocasión en la que habían peleado juntos, cuando todavía era un desconocido entre los dorados.
¿Encontraría acaso aquello que buscaba?
El sol en Grecia era agradable y Deuteros, aún con varios pensamientos en mente se agachó, tomando un trozo de cuero de una vieja armadura de entrenamiento, tal vez pasaría un buen tiempo antes de que tuvieran que preocuparse nuevamente por tener más guerreros. Se levantó, dispuesto a seguir su andanza, cuando se detuvo en seco, aunque más que para tomar el sol, por un cosmos acercándose. Tal vez fuera por su aislamiento duradero que le costaba en ese momento identificar de quién se trataba, por lo que, sin más, metió sus manos a los bolsillos de su pantalón, sin darse la vuelta, esperando que el susodicho apareciera o pasara de largo.SPOILER (click to view)Weiss Nayru. -
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Dio un estirón mientras estaba de pie haciendo una pequeña pausa en su caminata, un corto masaje en su nuca y continuó su camino dentro del Santuario. Ahora tenía una libertad con la que no estaba muy seguro de que hacer sin embargo aquella mañana supo aprovecharla para dejar algunos asuntos resueltos. Total que su vuelta al Santuario no había hecho más que darle dos emociones a su regreso: Una interesante, agradable y no incorpórea compañía, y unas extrañas ganas hacer pizza mientras canta “La Serva Patrona” aprovechando que ya no tiene vecinos que le maten la inspiración. Con esa ópera en especial, porque se identificaba con la sirvienta tirana esa.
Pero más allá de la euforia, cuando todo se detenía volvía de nuevo a perder ese norte hasta que llegara su próxima tarea sucediendo justo lo de ese instante, dar vueltas por el Santuario como si pretendiera conocerlo una y otra vez, o si pudiera encontrar alguna cosa nueva en el. ¡Ha!, lo más nuevo que hubiera encontrado hace unos días fue un ciempiés caminando por una columna rota.
Por un segundo mientras recorría la zona de entrenamiento creyó que era una mejor idea largarse a la colina del Yomotsu salvo por la figura que también parecía estar en ese mismo sitio, ciertamente no podría catalogarlo como un aprendiz aunque no lo viera de frente, agachado al punto de parecer demasiado concentrado en el suelo. Demasiado alto cuando se puso de pie, el largo cabello azulado le recordaba le parecía ligeramente familiar. Como fuera era una novedad mejor que el ciempiés. Curiosamente había detenido su caminar en cuanto Cáncer se acercaba a cada paso.
Había como un “si y no” en cuanto a familiaridad, que le causaba una discordancia. Cualquier otra persona normal trataría de identificar al extraño primero y luego proceder. Cualquier otra persona.
- Tan mal está nuestra seguridad después de la guerra que aquí se mete de todo: niños, el del pan, muertos… vagabundos chismosos -comenzó Cáncer una vez estuvo lo suficientemente cerca con aquel tono burlón, pasando por el lado de aquel hombre - Y uno que se parece a Aspros después de 3 horas bajo el sol-terminó casi al instante soltando aquello sin pensarlo mucho ni colocando el filtro verbal con un claro gesto de impresión. Quizá el hecho de ser consciente que de ser ese caballero de Géminis no habría pasado tan desapercibido como lo estaba siendo el moreno que la palabra "parece" calzaba tan bien.SPOILER (click to view)Espero este bien así, si quieres que cambie algo dime. Disculpa que este tardando tanto 😭. -
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No tardó demasiado en escuchar una voz que no reconoció al instante, puesto a que se trataba de uno de los guerreros con los que menos había convivido durante su tiempo como caballero dorado, le había visto un par de veces, le conocía también porque, al igual que el resto de los dorados, les había visto entrenar a escondidas, ya que era la única forma que tenía de aprender cuando todavía era un chiquillo todavía.
Lo que no se esperaba, era el recibimiento con tan curioso trato, no tardó en notar aquellas palabras burlonas que le hicieron sonreír ladino, a la par que los pasos del otro se acercaban hasta pasar de lado, encima con el descaro de mencionarle a su hermano en aparente confusión. Pero el géminis tampoco era un hombre del todo serio, tenía su sentido del humor también rayando en lo negro muchas veces y no tardó en devolverle el peculiar “saludo”. — ¿La señorita Athena contrató bufones para trabajar ahora que hay paz? No me había enterado de eso. Si tan carente está el personal, supongo que tendré que compadecerme, lamento no traer monedas ahora, será en otra ocasión. — Regresándole la pulla le miró de frente, ahora que había pasado por un lado. —Por otra parte, permíteme dudar de que tres horas sean comparadas a un par de años. — Porque claro, no iba a desmeritar aquello. Se mantuvo de pie, mostrando un gesto sereno mientras echaba un vistazo alrededor.
—Caballero de Cáncer, si no me equivoco. ¿Cuál era tu nombre? Man.. gordo, Mano… ah, lo siento, mi memoria falla un poco. — Se dio un par de golpecitos con la palma de la mano en la frente, dramatizando, como si realmente fuera una falla de memoria. También notó como el otro le miraba con curiosidad, como si tratara de adivinar qué sucedía o por qué “Aspros” parecía haberse bronceado más de la cuenta, aunque claro, no podía culparle por la confusión en sí, menos con lo poco que se habían visto, aunque con su maestro, el patriarca, las cosas serían bastante diferentes, ojalá no tuviera que cruzarse, maldita situación incómoda. —¿Aún vigilas tu templo día y noche como en los tiempos de guerra o solo vienes de paseo? — Preguntó con cierta curiosidad. —Ciertamente no esperaba encontrarme con nadie el día de hoy, tu cosmos estaba tan pequeño que pensé que el resto de los dorados seguían muertos. — Se encogió de hombros. — Asumo que te mandaron a barrer o algo ¿no? Quiero decir, realmente todo parece muy sereno últimamente.SPOILER (click to view)No pasa nada jaja, con calma Howl! es genial el cangrejo
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Una media sonrisa se mostró en el rostro del caballero de Cáncer ante la manera de responder a sus propias imprudencias con el mismo ápice de ironía cual digno contendiente.
-No, fue desde antes de la guerra, no nos pagaban así que apreciaré tu amable contribución con los intereses debidos . Pero- paró de repente la cháchara mostrando el dedo indice al darse la vuelta manteniendo ese mismo gesto burlista- tienes razón, unas horas no son suficientes. En tres horas realmente estaría rojo como peperoni- dijo como si realmente lo hubiera reflexionado después de haber indagado con la mirada a tan particular "visitante" de pies a cabeza que dramatizaba una falta de memoria no tan creíble y ciertamente sospechosa.
-Manigoldo de Cáncer. Un placer ¿Aspros 2?- respondió finalmente con fingida colaboración para ayudar a su memoria sin disimular el tono correctivo de su voz. La formar de referirse al griego como intento de preguntar su identidad no era solo por remarcar lo evidente, o porque se estaba desquitando por lo de "gordo". Podía notar que veía los alrededores con cierta familiaridad o que sabía más de lo que podía parecer a primera impresión. Sabía quien era a pesar de que el mismo Manigoldo no lo reconoce más allá de su parecido con el caballero de Géminis, incluso sin portar en ese momento la armadura, algo que ya consideraba innecesario con la paz actual. Sus preguntas, su conciencia sobre el cosmos que de poseer sabía ocultarlo por demás bien. No se consideraba la persona más sociable pero había algo que no acababa de encajar y le recordaba ciertas palabras del viejo patriarca "Hay cosas que no es tu deber saber", algo que le decía cada vez que no quería darle explicaciones.
-Aquí realmente ya no hay mucho que vigilar como en la guerra así que solo queda deambular por ahí si no hay mucho que hacer. Ni siquiera vale la pena estar alerta, entrenar casi que es más una costumbre o una diversión que un deber por lo que se toman muy en serio eso de tomarse su tiempo-se alzó de hombros dejando pasar la posible puya sobre su cosmos- Por el momento muchos habrán salido del Santuario, imagino que eventualmente volverán así sea por costumbre, igual que yo lo hice y decidí no acatar la orden de barrer que me dio el viejo hace una semana...o tal vez siguen muertos...tal vez alguno todavía vague por ahí, podría ser el alma en pena que esta detrás tuyo-le dijo con un fingido rostro de sombría sorpresa tal cual le estuviera revelando algún secreto y algo estuviera rondando cerca del moreno, cosa que en realidad no era así esta vez.
-Ahora bien, mi estimado chismoso desmemoriado no tan desmemoriado, ¿a qué debemos el honor de tu husmeo? porque sabes demasiado y en mis tiempos eso se pagaba con la lengua, literalmente- no era realmente una amenaza dado que el italiano soltó un bufido de burla al momento de decirlo, solo estaba siendo sutilmente curioso.. -
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Y vaya que el otro tenía un sentido del humor bastante descarado, aunque él tampoco se quedaba atrás, aunque era un poco más serio y con menor desfachatez; quién sabe, pero resultaba algo por lo menos curioso. Por lo menos hilarante había sido imaginarse a su hermano “rojo como pepperoni” según esa descripción, sonrió ladino y permaneció sereno, escuchando la palabrería del otro.
“Imagino que eventualmente volverán así sea por costumbre.”
Fuera de las bromas, la mirada del gemelo bajó un momento, él también estaba ahí, más que por otra cosa, por un cierto sentido del deber quizá, aunque no era su “costumbre” estar en las cercanías del Santuario, al menos si lo era la convivencia con algunos de los guerreros, por más que apreciara mucho la soledad en la isla, también estaba consciente que no era por mero llamamiento que se encontraba justo deambulando por ahí sin rumbo fijo. Apenas alzó la vista nuevamente cuando le mencionaron lo de la supuesta alma en pena detrás suyo.
—Si es así, salúdalo de mi parte, yo no puedo hablar con los muertos como tú, seguro fue algún idiota que tiré o cayó al volcán de la isla donde vivo. — Sacudió la mano como si con ese simple gesto al aire asustara un mosquito o un alma acechante. Vamos, ¿realmente pensaba asustarlo o siquiera sorprenderlo con esas niñerías? ¿cuántos años tenía el hombre? De todos modos, negó con la cabeza soltando una risita. — En todo caso, deberías seguir las órdenes del viejo; si hay muertos deambulando por aquí será porque no limpian. — Soltó un suspiro encogiéndose de hombros.
—¿En tus tiempos? Te referirás a cuando eras un mocoso, supongo. — Le miró de arriba abajo con gesto burlesco, antes de hablar nuevamente. —En ese entonces te aseguro que me hubieran cortado algo más que la lengua por estar husmeando en estos lugares, Manigoldo. — Rio por lo bajo con cierta nostalgia, no estaba mintiendo, más de una vez le tocaron palizas tremendas solo por encontrarle mirando a otros entrenar en las cercanías. —Y quizá ni siquiera tu maestro, el patriarca, hubiera intercedido en aquel entonces. — Le volvió la vista sin ninguna intención de mentirle. — Mi nombre es Deuteros, caballero dorado de géminis. Aspros es mi hermano. — Aclarada la situación, se cruzó de brazos.
— Salvo el color de la piel y tu aparente despiste natural, supongo que no convivimos lo suficiente para que te dieras cuenta del cambio de guardián de la tercera casa. Tu maestro se guardaba muchas cosas me parece. — Había sentimientos encontrados con respecto al patriarca, sabía que era un buen hombre, no por nada tenía el puesto que tenía y era respetado; incluso él mismo le guardaba bastante respeto, ya que aunque intentó asesinarlo con sus propias manos, le perdonó cuando notó que era su hermano quien verdaderamente le hubo manipulado en su momento, no solo eso, se le concedió la armadura dorada y la oportunidad de defender a Athena como uno de más de sus guerreros, pero por otro lado, también pasó muchos momentos en los que pudo haber perdido la vida por haber sido repudiado desde pequeño por haber nacido el segundo bajo la sombra de Aspros. En todo caso, no tenía intenciones de hundirse en remordimientos, mucho menos ahora que había paz, aunque en su corazón, todavía hubiera agitaciones que no lograba calmar del todo.
—Es, un tanto irónico, considerando la cercanía entre Géminis y Cáncer. — Una voz un tanto más amigable se presentó mientras daba un par de pasos hasta recargarse en una vieja columna medio rota. —Me alegra que al menos hay otros que se mantienen más cerca de Athena que yo. — Fuera de toda burla, realmente apreciaba que al menos la Diosa tuviera a sus guerreros presentes, aún en la paz reinante. — Ya había venido por el Santuario, pero no encontré mucho. Solo venía a comprobar si había alguna novedad. No esperarás que te ayude a barrer ¿o sí? —
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Y sí que podía tener un humor bastante negro ese sujeto, aun después de esa mirada pensativa. Por un momento estuvo a nada de soltar una carcajada bastante fuerte ante la mención de un volcán trayendo recuerdos a su mente de todas las veces que tratando de sacar algo de información colgaba de los pies a algún listillo que creía poder enfrentarlo. Sin embargo la risa se quedó un poco atorada en la garganta y carraspeó un poco como si eso pudiera sacarla de ahí -Aja, el problema es la limpieza- murmuró desviando la mirada. El italiano no tenía porqué divulgar, o más no quería decirlo por dignidad, de todo lo que intentó para deshacerse de esas almas, de las veces que hasta se frotó huevos por el cuerpo y quemó cuanta planta encontró mientras repetía varias veces " Mamasei, mamasa, mamakusa" a las dos de la mañana para fumigar su templo de tanto muerto.
Eso no le impedía seguir escuchando lo que el moreno tenía que decir, frunciendo el entrecejo apenas. Había verdad abrumadora en esa frase y si bien estaban los dos ahí soltando bromas bastante pesadas sobre cortar lenguas un escalofrío acabó por pasar por su columna porque en ese punto ya no era precisamente una burla más. No iba a defender lo indefendible, su maestro tenía mano dura para ciertas cosas. No lo recuerda, lo acepta. Es muy posible que su convivencia fuera altamente limitada pero no había motivos para no creerle.
Torció los ojos hacía el cielo, los cerró y se quedó pensativo tratando de recordar aún con las palabras del moreno dando vueltas por su cabeza. Es cierto que más que despistado realmente no solía prestar atención a los asuntos que, coloquialmente dicho, le importaban un comino, pero lo que había sucedido cuando se iba a dar la selección de Patriarca no fue un suceso que pasar desapercibido, el mismo hecho de la elección llamaba demasiado la atención. Sus recuerdos se pasearon en ellos e incluso más atrás en su memoria en un constante ir y venir. Entonces chasqueó los dedos -Creo que lo recuerdo, un poco. Recuerdo el desastre que causó tu hermano y… Sí, el cambio del portador de Géminis después de que murió Aspros, pero… - se cortó justo ahí aun pensativo tal cual si le faltara una pieza, mas abrió nuevamente los ojos para ver al otro dorado
-Hombre, géminis estuvo vacío por mucho tiempo después de lo que pasó. Sin ofender pero mi atención no estaba ahí aún estando tan cerca. Solo habían arañas… Es cierto, casi no convivimos y fuiste un vecino terrible-se había relajado nuevamente y puesto es su rostro una sonrisa más animada que burlona. Esas últimas palabras si bien fueron en son de buen humor carecían de burla y filo habitual - Claro que mi maestro guardaba secretos, como Patriarca era algo que hacía. Hay cosas que debe saber el Patriarca y hay cosas que debe saber el caballero de Cáncer. El fue ambos, yo solo soy el Caballero de Cáncer. Mi trabajo no era sacar su trapos sucios al sol aunque alguna que otra vez sucedió, literal y metafóricamente. En fin- se alzó de hombros restándole importancia y sus pasos tomaron rumbo hasta quedar al lado del moreno pasando un brazo tras sus hombros cual si fueran buenos amigos de toda la vida -del pasado hay que aprender, no usarlo como un ancla. Por lo que sí, Deuteros, espero que te pongas a barrer conmigo. Esa es la novedad-
No, no tenía absolutamente nada que ver la frase sabionda con la afirmación a la necesidad de limpieza, simplemente al italiano le había parecido adecuado soltar en ese momento y de aquella manera su respuesta. -Sasha se encuentra bien, de eso puedes estar seguro. Por otra parte habrá alguna razón por la que incluso ahora casi no te veamos el pelo, es decir, en Géminis aún hay arañas- inquirió con curiosidad.SPOILER (click to view)Perdón x'D me encanta el gemelo
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No podía dejar de notar la peculiaridad del caballero de Cáncer, es decir, en su momento no había tenido mucho contacto con el resto de dorados y con los que había alcanzado a convivir eran bastante más serios, por lo que de cierto modo era divertido ver al otro haciendo caras y gestos como si de un gamberrillo adolescente se tratase, al menos no tenía que agradecer que aquello resultara un encuentro más ameno de lo que habría sido seguramente con otros.
“… después de que murió Aspros.”
Se preguntó por un segundo si además del Patriarca y Asmita se les habría informado con detalles del hecho en aquella ocasión… Bueno, definitivamente no era una muy buena imagen que presumir el haber sido él mismo quien le había atravesado el pecho a su hermano en aquella ocasión; el recuerdo le estremeció un poco, por lo que prefirió no pensar mucho al respecto y emitir un leve suspiro cual si hiciera un punto y aparte mentalmente.
Una risilla por lo bajo opacó el sentimiento anterior con las palabras del otro mencionado aquellas tonterías respecto a las arañas en géminis y a su terrible tarea como guardián de ese templo. No interrumpió, dejó que aquel terminara de hablar y apenas alzó una ceja cuando se le acercó confianzudamente pasándole el brazo por su hombro.
—Tampoco estoy por la labor de ponerme a ventilar todos los secretos oscuros y trapos sucios que descubrí a lo largo de los años en el Santuario… en todo caso me saldría mejor venderlos a buen precio. — Su sonrisa ladina dejaba en claro que estaba de buen humor con el constante sarcasmo. —Y creo que sería un poco hipócrita de mi parte quejarme a estas alturas de que los “métodos de enseñanza” sean tan estrictos. — ¿Cuántos se habían muerto o habían renunciado queriendo ser entrenados por el “demonio de la isla Kanon”? Casi al propio Tenma termina carbonizado en más de una ocasión.
—Aunque, en realidad da igual, si la señorita Sasha está tranquila, no hay razón para perturbar la paz que ha decidido traernos ahora. — Se encogió de hombros un momento con semblante serio y sereno, para luego girar el rostro un poco y verle de nuevo al rostro. — En cuanto a lo de ser un vecino terrible y no venir mucho por aquí, es que prefiero estar en otro lugar, supongo que entenderás lo “divertido y sano” que es estar rodeado de muertos y polvo; en mi caso, también de ceniza y lava. Los cráneos no son muy conversadores, pero son simpáticos y al menos adornan el sitio. — Por no decir que en verdad estaba bastante acostumbrado a su soledad y no esperaba mucho más que ello, menos ahora con la nueva era de paz, realmente nunca se había sentido del todo parte del Santuario; sin embargo, sí que tenía bien claras sus responsabilidades al servicio de Athena. —Aunque, supongo que tienes razón en cuanto a cuidar del tercer templo, después de todo… — Se quedó pensativo un momento “es mi responsabilidad”, le hubiera gustado terminar la frase tal cual, pero no estaba seguro en realidad, quizá en el fondo aún los recuerdos y la irreal sensación de que todos hayan vuelto a la vida, le hacía dudar de su lugar, en su momento se había vuelto caballero debido a la muerte de su hermano y aunque nunca había sido su ambición el serlo, ahora concebía que no era del todo fácil asumir un papel en esa era. —-...Alguien tiene que limpiar esas telarañas. — Terminó la frase y se giró para quitar el brazo del otro de su hombro, pero en lugar de alejarse, alzó la mano y atrapó una de las mejillas del cangrejo entre el índice y el pulgar, dándole un tirón a su cachete, como a un chiquillo. —Lamento decepcionarte entonces Manigoldo, pero me limitaré a limpiar mi templo de la peste de arañas; yo que tú, me apuraba a barrer, son unos cuantos kilómetros esta zona, no sea que tu maestro se enoje. — Echó una risa maliciosa y le soltó, palmeándole la cabeza y revolviéndole los cabellos, dando un par de pasos para darle la espalda. —Aunque si me convences tal vez te eche una mano. En la Isla Kanon no hay mucha variedad de bebidas y alimento como lo he visto en las cercanías.SPOILER (click to view)xox Disculpa la tardanza x'D. -
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-Aja, no creo que te paguen mucho por saber que Shion busca comida en la madrugada - soltó junto con una risilla por lo bajo siguiendo aquel sarcasmo, divertido con la idea de lo productiva que era aquella información sin dejar perder detalle de la conversación.
Estaba conociendo ciertos datos bastante interesantes entre la platica y las expresiones del mayor. Tenía un rato de notarlo, pero de cerca era otra historia, el moreno a diferencia suya aun si lo equiparaba en ese humor pesado era una persona más centrada que el mismo italiano, pero podía percibir el mismo aire de soledad o el conflicto con su situación. Mismo conflicto que por ratos le tocaba la moral al italiano si no encontraba con que distraerse.
- ¡Ahg! - fue aquella expresión de dolor por el apretón en su mejilla lo que salió de su boca en lugar de algún reclamo por dejarlo morir solo en la limpieza, junto con un gesto de desconcierto por la manera en que luego le revolvió el cabello como si se tratará de un chiquillo "¡¿Qué dem...?!" pero más allá de molestarse por el trato, la risa malvada que soltaba géminis, junto con lanobvia advertencia y la mal disimulada extorsión le sacaron una carcajada al canceriano.
-Primero abandonas a tus vecinos, luego me abandonas con la limpieza y a merced de mi maestro, me chantajeas por comida y además de todo todavía no estas tan loco para hablar con craneos. ¡Diablos, que partidazo!- otra carcajada más y no tardó en alcanzarlo para darle un par de palmadas en la espada y otro par de codazos en el brazo - Vamos a tomar algo ¿Que dices? Solo porque me agradas- le soltó aquella invitación con un guiño de simpatía justo antes de dar algunos pasos por delante del gemelo - Asi puedo terminar de enterarme quien es peor para enseñar, si vos o mi maestro. Y si logro embriagarte talvez me entere de cuantos secretos sabes sobre de mi y depende de eso sabre si debo arrojarte al Yomotsu o no- los hombros del italiano se sacudieron en una risilla ahogada sin perder el humor en ese comentario. No le importaba mucho, entre broma y broma había sido cuidadoso de ocultar lo necesario, pero al mismo tiempo se consideraba una persona sin muchos secretos verdaderamente importantes. Porque la gran mayoría era de dominio público.
-¿y bien? ¿Vienes o prefieres seguir comiendo cocos en la Isla Kanon? -SPOILER (click to view)Imagen con fines ilustrativos. No pude evitarlo
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Zona de entrenamiento |
