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Entre Saronida y Sounion se encuentra Anavyssos, un bello asentamiento costero con impresionantes casas de veraneo y de residencia. En la zona hay huellas de actividad humana desde la prehistoria, mientras que algo característico eran las salinas que funcionaron hasta finales de la década de los 60. Hoy la zona es conocida por sus bellas y arenosas playas y como destino ideal para los amantes del wind surfing. -
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(vienen de Cabo Sunion)
Hacer lo que hizo Tethys hubiera tardado para una persona normal al menos muchas horas y quizá algún hueso roto....o quizá solo un gran cansancio. Pero ellos no tardaron más que unos minutos en llegar de Cabo Sunion a Anavyssos corriendo y chapoteando por la costera, brincando piedras y retandose mutuamente como dos niños que juegan a la carreras.
Eran dos de sus facetas. Tethys podia ser muy seria, solemne, elegante y femenina en su papel de embajadora. Pero por otro lado era una chica juguetona, bromista y un tanto trol con los demás. Y parte más que era ser muy cariñosa, amorosa y tierna...pero eso solo lo conocian sus "hermanos" los marinos. La mayoria de las veces ante lo demás era una coqueta incorregible.
Sabía que Milo no tardaría en darle la vuelta. Ganarle en esa carrera que ya tenía ganada desde antes. Pero al parecer se divertía corriendo detrás de la sirena, dejando que lo guiara entre brincos, eso si, cuidandose que nadie viera a dos muchachos correr de una forma casi inhumana.
Quiza si los vieron pensarian que era reflejos del sol con el agua, con el viento y el mar. O dos espiritus riendo en las orillas que apenas se pueden ver por su velocidad.
Cuando finalmente llegaron, habian dejado las nubes de lluvias atrás...Aunque probablemente no tardaría en llegar la tormenta.
Tethys llego a mitad de la costa que era famosa por su mar tranquilo, azul turquesa y generalmente lugar de veraneo para sacar sus barquitos de vela.
Al joven julian le gustaba ir ahi...y de hecho ahi fue donde el la encontro. Siendo un pescado rojo.
Tethys despreocupada se sento en la arena e invito a Milo a sentarse junto a ella.
-- Que te parece? es bello no?. Aqui tengo una recidencia que mi señor POseidón me concedió -- señaló una casa al final de la costa, rodeada de abundante vegetación -- aunque nunca paso por aqui, solo es cuando tengo asuntos terrestres...
Volteo a verlo. Apesar de la lluvia y el viento, no parecia que se hubeira despeinado nada. Bueno, ella siempre ha tenido un cabello rebelde pero era parte de su encanto.SPOILER (click to view)Lys Garden perdon por escribir tan de las nalgas jajaja, luego le corrijo mis dedazos. espero que este bien y se entienda!
mando hamors. -
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El agua no le molestaba, ¿Por qué hacerlo, sí él era un signo acuático? La lluvia no era problema tampoco, pero suponía que no podría compartir más que una breve entrevista en un sitio como Cabo Sunion, por eso la carrera y el pequeño juego aunque infantil le divirtió, y le divirtió en serio porque hacía mucho que la armadura le arrancó pequeños juegos como ésos, porque realmente el deber como Santo dorado le quitó le oportunidad de hacer algo como esto con un buen amigo... O amiga. Thetys no era su amiga, aunque podría serlo. Notaba con gracia que le gustaban los mismos lugares; que una playa podría ser el mejor escenario para un encuentro fortuito que cualquier restaurante.
La pequeña y suave mano dejó en libertad la suya, mientras el griego admiraba a la persona delante suyo, sus movimientos gráciles, sus sonrisas, sus palabras y su invitación a hacerle compañía.
—Ni yo mismo hubiera elegido un sitio mejor— dijo con agrado— ¿Te molestaría si me pongo cómodo?— rió brevemente considerando que ella pidió específicamente una buena presentación para su encuentro; encuentro que ya habían llevado a cabo con la ceremonia requerida, pero Milo no estaba cómodo con el traje que usó en navidad en medio de aquél paraíso mediterráneo.
Milo creía que a ella en realidad no le molestaría sí él se quitaba las botas ya que estaban humedecidas por la reciente carrera, así que se las quitó y disfrutó las caricias salinas de la arena.
— Siempre me ha gustado la sensación de la arena bajo mis pies.— movió los dedos permitiendo que los granos se le metieran entre ellos—. Extrañaba visitar la playa, aunque ésta es una de las más bellas que he visto en Grecia y la compañía es infinitamente mejor que la última vez— volvió a reírse al pensar en Afrodita y su juego malvado en Mykonos.
Tomó el sacó y se lo quitó con un movimiento lento, casi exasperante, para luego sentarse finalmente junto a la bellísima sirena.
— Tengo curiosidad por preguntarte... ¿Por qué me pediste asistir con excelente presentación... o algo así? ¿Qué ideas tenías sobre mí?. -
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La joven danesa observó los pies desnudos de Milo mientras abrazaba sus propias rodillas. Miraba sus pies con sorpresa. De pronto se sentía como en el cuento folklorico de la "Sirenita" cuando veia por primera unos dedos de los pies, jugueteando en la arena y por acto reflejo ella hizo lo mismo con sus pies.
Le gustaron sus pies y como, con sensualidad se despojaba de su indumentaria formal que lo hacia ver tan atractivo. Pero era igual o más atrayente ahora que se ponía coomodo.
-- Aqui conocí a Julian Solo. O bueno, una parte de mí lo conoció y juré lealtad --- dijo enigmaticamente con una pequeña sonrisa nostalgica .
Recargó sus mejilla en sus rodillas, que ella abrazaba mientras sonreía por la pregunta que le hizo. Luego rió divertida. Milo se colocaba a su lado. El mar acariciaba apenas sus dedos.
-- Suponggo que quería ver que tan enserio se tomaba las cosas el santuario -- respondió con los ojos entrecerrados, deleitandose con la vista por el griego y su ondulante cabellera larga ondeando con el viento -- ir a unas ruinas griegas con el clima con vestimentas elegantes y formales...
Sin contenerse rio de forma abierta y divertida.
-- Después de recibir tu carta. Investigue un poco, como dije, sobre ti. Un guerrero, no un diplomatico. Simplemente supe que vestirse asi te sería incomodo, pero cumplir con la petición demostraría tu entrega y compromiso. -- se reacomodo, estirando las largas piernas y tambien juguetear con la arena. -- además por que adoro a los hombres que se arreglan así y por que soy un poco troll.
No sentía ninguna pena confesar aquello, ni arrepentimiento. Era como un niña que confiesa una travesura inocente.
Luego alzó un brazo al cielo.
Curioso que parecían estar solos pero en realidad los observaban y reconocieron a la sirena. Asi que al poco tiempo, un joven llegó ofreciendo bebidas frescas a los dos jóvenes.
-- Tampoco es que esperaba tardarme mucho con la reunión, pero bueno hay sorpresas agradables que se disfrutan...¿no te parece? Milo.. -
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Milo no perdió un sólo ápice en las palabras y gestos de la mujer que tenía sentada a un lado de sí, con las manos en sus rodillas, con los labios suaves y delicados moviéndose al ritmo de las emociones que brotaban cual manantial por aquellos carnosas prominencias. Y fue contagiosa su risa, su expresión y sus confidencias, porque aquella preciosa perla marina, de encantadora belleza y cautivadora delicadeza, era realmente una guerrera que encerraba una mujer joven y divertida, gustosa de una buena charla, de darse a sí misma con quién merecía su tiempo y su encanto. Y entonces el implacable guerrero y el valiente hombre se sintió agradecido.
Sabía el poder que poseía una mujer para dominar y encantar al hombre que le gustaba, él mismo había sabido darle la vuelta y esquivar algún compromiso que en realidad podría herirla a ella más que a él y ofrecerle su compañía por una noche si ella quería. A veces ellas aceptaban el mutuo coqueteo que terminaba en otra cosa, sabiendo que no pasaría otra vez; a veces simplemente se marchaban ofendidas y no volvían a hablar; a veces simplemente buscando un escape encontraban un hombro donde desahogarse. A pesar de todo eso nunca existieron vínculos importantes, salvo el que tenía con Saori, porque Saori más que una Diosa se había vuelto una amiga a la que Milo admiraba, respetaba y amaba como se ama a una Diosa y a una amiga. O eso pensaba. Con Thetys sin embargo no estaba seguro qué debía sentir o pensar, porque ella se estaba abriendo de una forma aterradora, aterradora porque conocía a muy pocas personas con la cualidad de abrirse con la misma facilidad que Thetys acababa de hacerlo.
¿Y cómo podría eso no atraerlo? Por supuesto que lo hacía, y por supuesto que lo asustaba porque las sirenas son peligrosas desde la era del mito. Lo habían sido para Ulysses, y lo serían también para él si continuaba con el trasero sobre la arena; sin embargo, la parte gallarda de un espartano que jamás claudica ante el peligro lo hizo permanecer ahí sentado, pues realmente quería descubrir qué más podría obtener de ella sin hablar de un sentido sexoso (si se daba no se quejaría, ¿Quién lo haría?), ¿A dónde los llevaría su charla?
Mientras observaba a Thetys con silenciosa admiración, contempló el movimiento de las olas romperse contra la arena cálida que tocaba sus dedos, acercándose hacia donde estaban, escalando la playa, como si el agua quisiera alcanzarlos y ser parte de su conversación.
— Honestamente me puso de mal humor que me hicieras venir así...— se quejó el escorpión mirándola con el ceño fruncido, aunque en su voz no había rastro del fastidio o la emoción que acababa de nombrar, y por supuesto, la sonrisa en sus labios no dejaba dudar que bromeaba. Aspiró un poco de aire para soltarlo en un suspiro mientras intentaba acomodarse la larga melena que le molestaba en la cara— ... Pero me alegra haber cumplido con tus exigencias y expectativas, porque tú tampoco me decepcionaste— Esta vez decidió correr un mechón de Thetys hacia un lado—. Y no hablo de tí como mujer, con los tacones y el coqueteo de hace un rato, si no con tu forma de hacer las cosas muy parecida a la mía— Sonrió suavemente y acarició con sutil cuidado la mejilla de ella mientras le pasaba el cabello tras la oreja y se retiraba, sin tocarle el oído, o el hombro, para volver a pelearse con su propio cabello.
Cuando el mozo vino hacia ellos Milo aceptó el trago con un gracias, tomando el suyo y pasando el otro hacía la chica con galantería.
— Sólo espero que no pienses ser la única que sabe cómo divertirse, Thetys, porque te puedo sorprender— la retó alzando las cejas de forma traviesa—. Yo también puedo ser muy troll, lo que pasa es que no quería arruinarlo... tan pronto. ¿Brindamos por ello?..
Playa de Anavyssos, Grecia |
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