Santo de Bronce
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Era la primera vez en mucho tiempo que salía de misión. Había llegado hasta el Santuario información sobre una energía maligna en lo más profundo de la Selva Negra alemana; un profundo bosque de densas ramas y altos abetos que impedían pasar a la luz del sol. Aldebarán pasó los días previos al viaje hacia las tierras germánicas en una extensa investigación sobre la geografía del lugar para tener al menos un poco de conocimiento que pudiese servir para moverse por el sitio de su misión, había anotado caminos, pasajes, senderos que representaban las zonas seguras, los lagos que se ubicaban dentro del bosque y los ríos que lo atravesaban. La cultura del lugar y las ciudades tampoco eran algo que debiera dejar fuera de sus notas, después de todo haría una parada en una posada en la ciudad Friburgo. Ese sería su punto de inicio.
Según las instrucciones que le facilitaron, la primera parte de su trabajo consistía en llegar y recolectar todos los datos que pudiera de parte de la gente del lugar, los rumores, los testimonios de los habitantes de las ciudades aledañas puesto que debido a la naturaleza amable y gentil del guerrero de tauro, era fácil que la gente se acerca a él. Una vez que lo considerara correcto podía adentrarse en los puntos más profundos del bosque. Otro caballero dorado sería enviado a discreción del Patriarca y Athena, o en caso que fuera una amenaza para la tierra en si.
El guardián de la segunda casa del Santuario pasó alrededor de un mes haciendo notas en Friburgo, conociendo la cultura y las leyendas que se habían creado a causa de aquella energía que parecía perturbar los corazones de las personas, invadiendo sus mentes con pesadillas de las que cada vez les costaba más despertar.
Había transitado por los senderos del espeso bosque, mas aun no había dado con la fuente real de ese cosmos perturbador puesto que parecía solo invadirlo todo como si emanara de la tierra misma. Sin embargo, algo si había descubierto y era, en primer lugar, que mientras más se alejara de los senderos su cosmos iba disminuyendo; y en segundo lugar, que mientras más cerca estuvieran las casas de los granjeros del bosque más errática y violenta se hacía su conducta. En parte por las pesadillas que les quitaban el sueño, y en parte porque, según las palabras de una dama cuyo esposo se había golpeado cabeza contra una pared hasta pintarla con sus sesos, algo les decía que se mataran unos a otros. No una voz que viniera de dentro de sus mentes, sino quizás desde atrás, como una respiración en la nuca, o emanando de las paredes, o de sus propios reflejos en los espejos.
Aldebarán recibió en su segundo mes en el lugar un aviso del patriarca en respuesta a su último informe, a fin de avisarle que un compañero arribaría al pueblo pronto. Agradeció en silencio la ayuda, pero rogó que atendiendo a su pedido en la última carta y esperando haber dejado claro la influencia que esa criatura o lo que fuera tenía en las mentes ajenas, el regente del Santuario tuviese el suficiente sentido común para NO mandar a Saga.
—El sentido común es en realidad el menos común de los sentidos huh...
Lightnin Bolt Espero que te guste  Este rol no cuenta como parte de la historia de tu personaje en el rol del foro, así que deja aquí tus ideas locas  al final si se me prendió la lamparita con la idea. |
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