Hobbit Mochaflecos
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Desaliñada y elegante por igual, Atenas es una embriagadora mezcla de historia y vanguardia. La vida social y cultural discurre, sortea e impregna los monumentos antiguos, presididos desde lo alto por la magnífica Acrópolis. La energía fluye en las galerías, los debates políticos y el arte callejero. Descubrirla sobre la marcha, sin duda, recompensará al viajero.
Eso decía el panfleto que sostenía en la mano, el mismo que le habían dado en la agencia de viajes donde había hecho todos los trámites para tomarse unas vacaciones en la lejana Grecia. Un país lleno de misterio, aventura e historia, donde podría aprovechar para relajarse y despegarse de todos los problemas que había dejado en su propia nación.
Problemas como sus constantes peleas con los empleados de la compañía de luz, el agua, que si el del taller lo había estafado o le habían robado el motor del auto y se lo habían cambiado por uno más viejo. O que el vecino le robaba el correo y se había tenido que cambiar al e-resumen por si acaso suplantado su identidad.
Se suponía que en ese país, donde no tenía que preocuparse de la bola de nieve que había dejado rodando en casa, lo único que tendría que hacer era llegar al hotel y comenzar a disfrutar de las atenciones, hacer turismo, ver lo que la increíble ciudad podía ofrecerle.
PERO como no podía ser de otra manera, porque Albiore no era otra cosa que un puto desgraciado, su viaje se había convertido en una pesadilla. Algunos puntos a destacar eran: había viajado con un bebé al lado, un bebé que lloraba mucho. Por otro lado, habían perdido una de sus maletas, aunque para su fortuna llevaba lo más importante en un bolso de mano.
Un bolso de mano que le arrebataron cuando salía del taxi frente a su hotel.
Y el hotel, ese maravilloso hotel cinco estrellas con el que había soñado incluso semanas antes de partir, no era más que una casilla destartalada que poco y nada tenía que ver con el edificio que tenía en el folleto que para ese momento ya se encontraba arrugado en su puño.
Claro que de todos modos no se habría podido registrar en dicho hotel sin los documentos que le acababan de robar.
—¡Hijos de cien mil camiones rellenos de putas!
Fue lo primero que pronunció cuando salió al fin del shock. Si es que no podía haber ser más miserable en la tierra.
Howl L. Din Espero te guste perdón que sea cortito.
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