-
|
| .
|
Scarlet Poison ♏
- Group
- Milo de Scorpio
- Posts
- 8,026
- Cosmos
- +1,483
- Location
- Arcadia, Grecia.
- Status
- Ghost
|
|
Pocas cosas en su existencia podría negarle a Athena. Dar su vida por ella no era una de esas, ni mucho menos dejar de asistir a un encuentro tan importante para ella como lo era recibir a los asgardianos en su mansión, en Japón; y aunque Milo se preguntaba porqué no Seiya, Shiryu o incluso el pato de Hyoga cumplían esa tarea, aceptó sin vacilar la petición de ser su acompañante y guardia personal para recibir a la señorita Hilda de Polaris.
La instrucción de Saori había sido portar la armadura al encuentro para demostrarle compromiso, ofrecer el debido respeto como dicta el protocolo y quedarse por ahí cerca en el jardín a disfrutar de su compañía. Milo solamente debía quedarse ahí hasta que Hilda y su subordinados fuesen a descansar, o en su defecto quisieran estar despiertos y recorrer Japón o la mansión.
La verdad es que la idea de hacer como guía de turistas no era lo suyo; además los asgardianos nunca habían sido santos de su devoción, y pensar en convivir con ellos era una idea que le volvía loco mientras esperaba en la puerta de entrada del brazo con Saori. Tampoco quería quedar mal con ella y menos negarse a su petición, si la había hecho para él a pesar de tener otras ochenta y siete opciones más.
Los asgardianos finalmente llegaron a la mansión. Milo pudo ver a la princesa Hilda de Polaris bajar de la limosna con su hermoso vestido color azul cielo y su cabello plateado y perfumado ondear al viento cuando él se arrodilló y la saludó como Athena le había pedido. Supuso que el otro guerrero haría lo mismo con Athena, y cómo Saori le pidió, le ofreció el brazo a Hilda y la condujo hacía la mansión mientras observaba de reojo a su Diosa y al hombre que iba con ella.
Pasados unos minutos ahí estaban en el jardín uno al lado del otro observando a la distancia la fiesta de té de las dos doncellas.
Hilda había mencionado su nombre, o él se había presentado... La verdad no lo recordaba... Pero tenía el cabello de un muy llamativo color rosado y los ojos de un verde esmeralda, escondidos por su fleco. Milo se preguntó si el sol no le causaría algún impacto como a él el frío de Asgard.
—Oye, no tienes que quedarte. Puedes irte a descansar si te place.
Ayame aquí está el tema, pero no te puedo taggear |
|
|
| .
|
-
|
| .
|
Hobbit Mochaflecos
- Group
- Godwarrior Alberich de Megrez Delta
- Posts
- 1,104
- Cosmos
- +542
- Location
- Asgard
- Status
- Death
|
|
Castigo de Odín. Una vez más el guerrero de delta se veía arrastrado contra su voluntad a una de las reuniones sin sentido que Hilda pactaba, según ella, por cuestiones diplomáticas. Para Alberich era una pérdida de tiempo, y aunque entendía que Athena no quisiera volver a Asgard no comprendía por qué justo a él quién era el que tenía menos poder físico y aguantaba menos el calor, era al que la sacerdotisa elegía para ser su escolta durante el viaje. Lo ponía de mal humor, sentía que lo llevaban con una correa imaginaria solo para que la mujer pudiera sentir que tenía una suerte de control sobre él. Sobre ese 'reformado' guerrero.
Alberich no portaba su armadura, así se lo habían solicitado. No debía representar una amenaza, como si esperaran un ataque por parte de los caballeros, así que su señora le había hecho vestir tan solo un traje negro simple que también detestaba. Al menos la God Robe le hacía parecer algo más grande de lo que era, a pesar que por momentos la armadura parecía pesar más que él.
Una vez llegaron a aquella mansión caminó un poco por detrás de Hilda los pasos que los separaban de la diosa griega y su guardaespaldas. Les dedicó una mirada y una reverencia en completo silencio, inclinando la cabeza y un poco el tronco hacia adelante, flexionó apenas la pierna derecha al llevar la izquierda hacia adelante como había leído una vez que se debía saludar a Dios. No porque tuviese algún tipo de respeto por esa gente, pero pensando que si eso era lo que se requería para llevar una mejora a Asgard tendría que aguantarlo. Lo dudaba, por supuesto.
¿A quién le interesaba su helada tierra a fin de cuentas? No a Saori Kido, no a Athena, cielos, ni siquiera a la misma Hilda parecía importarle a veces. Aunque para ese punto él ya se había cansado de pelear y discutir por ello. No tenía caso. Desde hacía algún tiempo solo se dejaba llevar como en ese momento cuando los condujeron hasta el jardín donde se quedaría parado observando de lejos más las mariposas revoloteando que a la mujer que se suponía debía cuidar. Podrían apuñalarla a traición incluso que él fingiría que no había visto nada.
—No sé qué te habrán dicho, pero no estoy aquí para hacer sociales como la señora Hilda. Puedo ver en tus ojos cuánto aborreces nuestra presencia—el guerrero de delta solo le miró de reojo, muy poco interesado en él, en Athena o en el bienestar de Hilda. Se amargaba pensando que había dejado pendientes en Asgard, había dejado a Fenrir, y estaba lejos de su mascota, atrapado en tierra enemiga—Y me sorprende que hayan traído a un caballero dorado para una reunión tan casual ¿no tienes misiones que cumplir? Habría bastado con un caballero de bronce—hizo una pausa y luego sonrió llevándose los dedos a los labios con una risita—No me molestaría volver a ver a Shiryu...
espero que esté bien  |
|
|
| .
|
-
|
| .
|
Scarlet Poison ♏
- Group
- Milo de Scorpio
- Posts
- 8,026
- Cosmos
- +1,483
- Location
- Arcadia, Grecia.
- Status
- Ghost
|
|
Milo jamás dudaría de los deseos o juicios que Athena emplearía sobre las personas, sin embargo, el Dios guerrero de Asgard apenas comenzó a hablar, Milo se dio cuenta que Athena realmente había elegido mal... Porque de todos, incluso por encima de Aioria, había elegido al más temperamental de todos sus guardianes para lidiar con la arrogante actitud del tipo a su lado.
El escorpión celeste tuvo que hacer un esfuerzo titánico por no virar hacía él y calmar la ansiedad que cosquillaba sobre Antares por darle un buen pinchazo, porque como juez y verdugo estaba en su derecho de enseñarle quien manda.
Algo en el pelirosa le recordó a Surt. No lo odiaba, pero tampoco le simpatizaba. No podía decir que le guardaba resentimiento por ser el mejor amigo de Camus, pero su actitud traicionera y la forma en que usó al caballero de los hielos eternos lo volvieron un enemigo asérrimo.
Milo se tragó sus instintos asesinos sólo porque su Diosa le había confiado una tarea, así que cerró los ojos y rió sarcásticamente.
—Me parece que los asgardianos tienen muy poca educación para que desconozcas los protocolos a seguir cuando estás frente a alguien superior. Aunque, debo reconocer que ustedes no son muy hospitalarios—. Recordó su paso por Asgard y lo mal que le había ido en aquella tierra congelada.
Abrió los ojos y observó a la señorita Saori reír delicadamente con la otra mujer.
Ellas sí parecían congeniar.
La mención de Shiryu le hizo recordar una historia sobre la batalla contra los Dioses guerreros y su desempeño en el campo de batalla. De todos reconoció en Megrez el cabello, la amatista y su combate con Shiryu, sus intenciones por asesinar a Hilda.
—Puede que estés en lo cierto y aborrezca compartir mi tiempo con alguien como tú, pero no puedes culparme por ello ¿Cierto? Pues de los dos la estirpe traidora la llevas tú.
|
|
|
| .
|
-
|
| .
|
Hobbit Mochaflecos
- Group
- Godwarrior Alberich de Megrez Delta
- Posts
- 1,104
- Cosmos
- +542
- Location
- Asgard
- Status
- Death
|
|
Alberich se tomó un instante antes de responder a las palabras del más alto, disfrutando por un momento de la visible molestia que le provocaba. Observando con atención cómo respiraba con fuerza, tensaba los músculos y apretaba los puños antes de reír, soltando otro pequeño discurso que a él mismo le hubiese arrancado una carcajada. Se contuvo, puesto que si se reía en su cara lo más normal era que al final Hilda volviese a castigarlo de alguna manera. El guerrero de delta tenía una malsana obsesión por hacer enojar a otros, en especial sujetos mucho más grandes y pesados que él, quizás porque venía de la mano con ese morbo sobre ser perseguido y dominado aunque se llevara una paliza. Era divertido.
—¿Alguien superior?—dijo fingiendo sorpresa, volteando a mirar hacia otro lado como buscando a quién se refería—Oh, espera, hablas de ti mismo. Qué curioso, según tengo entendido los que pelean las batallas importantes y salvan a Athena siempre son los caballeros de bronce ¿tu qué méritos tienes para creerte 'superior'?
Alberich no había llegado hasta allá sin haber hecho una extensa investigación primero sobre las batallas libradas, y aunque la información sobre los guerreros del Santuario era más bien escasa si se habían documentado los últimos acontecimientos sobre Loki y los caballeros dorados. Y mientras pensaba de nuevo en eso se encogió de hombros con una sonrisa por la expresión tan poco amable que salía de los labios de Milo.
—Vaya, qué curiosa forma de verlo, honorable caballero Milo de Escorpio—volteó a verlo con una sonrisa inocente—Yo creí que eras muy apegado a los traidores.
Se le quedó viendo un instante, solo disfrutando una vez más de su reacción y para ver si comprendía el comentario. Después solo se limitó a alzar los hombros una vez más antes de darse la vuelta, alejándose unos pasos.
—Me retiro entonces, supongo que puedes encargarte por una vez de proteger a tu diosa.
|
|
|
| .
|
-
|
| .
|
Scarlet Poison ♏
- Group
- Milo de Scorpio
- Posts
- 8,026
- Cosmos
- +1,483
- Location
- Arcadia, Grecia.
- Status
- Ghost
|
|
El golpe verbal que Megrez lanzó contra Milo llegó más pronto de lo que hubiera imaginado.
No fue extraño oírle mencionar con tal discreción a Camus de Acuario, en un comentario punzante y por supuesto hiriente como respuesta a lo que también había dicho él; sin embargo conocía las consecuencias al relacionarse con los Asgardianos, y sabía bien que en el algún momento alguien haría mención sobre Camus y Surt por lo ocurrido frente a Loki; esperaba, por supuesto, que fuese el pelirrojo antes que cualquier otro, no obstante el destino había resultado así y ahora veía como su enemigo huía con esa actitud altiva como sí hubiera quemado todas sus cartas.
Milo pretendió no darle importancia cuando avanzó hasta las doncellas y se postró ante ellas en signo de respeto.
—Diosa Atenea, señorita Hilda...— debía ser más listo que su presa, pues sí Alberich no conocía de escorpiones, los escorpiones se devoraban entre sí y sólo el más letal sobrevivía al final—. Me temo que el sol ha debilitado a uno de tus invitados, Athena, así que debo cumplir con la misión que me has encargado. Con su permiso—. La princesa de Polaris debía conocer a su guerrero y el porqué decidió irse, tanto como Saori lo conocía a él para permitirle actuar libremente. Después de todo, le había pedido no dejar solo al Dios guerrero e intentar afianzar los lazos de amistad.
Milo se levantó y realizó un movimiento elegante con su capa cuando se dio la vuelta en dirección al de cabello rosa, para seguirle como un hábil cazador cuando este se marchaba.
Sus pasos eran firmes y largos, a diferencia de los otros del nombre con piernas y altura corta.
—Había oído decir que el guerrero de Delta era el más sagaz de todos, pero sólo me haz demostrado lo incompetente que eres—. Milo río divertido mientras jugaba con sus propios dedos para ejercitar su Antares y bajar un poco la tensión que sentía en el aguijón.
No parecía ser necesario aclarar porque lo habían enviado a él, y no a Shiryu, y sobretodo porque había entendido algo que jamás mencionó. Comprendió lo egocéntrico y poco preparado que estaba aquel hombre.
—Por supuesto que con alguien superior me refería a la señorita Hilda, pero creí que tu cerebro de hombre diminuto lo comprendería… aunque si quieres hablar de niveles obviamente tú y yo no estamos en el mismo escalón—. Esbozó una sonrisa sarcástica y se inclinó apenas un poco hacía él mientras caminaban —. Dime sí necesitas que te cargue. Odiaría que te desmayes y ensucies este hermoso jardín. .
|
|
|
| .
|
-
|
| .
|
Hobbit Mochaflecos
- Group
- Godwarrior Alberich de Megrez Delta
- Posts
- 1,104
- Cosmos
- +542
- Location
- Asgard
- Status
- Death
|
|
Milo fue detrás de él como un bicho cualquiera que desprevenido se aventura en una telaraña, por soberbia, porque no reconoce que algo puede escapar de su comprensión. Alberich no se había parado a avisarle a Hilda que se tomaría un descanso, pero ella sabría muy bien que su paciencia también tenía un límite. Unos momentos de estar en soledad ayudaban a recuperar energía para continuar la conversación con el caballero de oro, que no tardó mucho en ponerse a su lado con esa sonrisa llena de confianza.
—Me sorprende lo que dices, después de todo no has podido responder a mi pregunta—inclinó la cabeza llevando las manos detrás de su espalda para caminar más despacio, dejandole hablar suponiendo que de los dos sería el más alto quien tenía menos experiencia siendo despreciado. Él ya había aprendido a no dejarse herir por comentarios malintencionados.
—Ah, no no, creo que debe haber un malentendido, querido caballero—volteó a verlo por un momento interrumpiendo la marcha sin dejar de sonreír, sacarlo de quicio sería mucho más divertido si lo terminaban castigando con alguna misión ridícula o haciéndolo disculparse si lo atacaba—¿Crees que por siquiera un instante he considerado a esa mujer como alguien superior? Si sintiera aunque fuera una pizca de lealtad hacia ella no la habría dejado sola, pero contando la actitud que tuvo conmigo desde el primer momento considero que no me necesita.
Se tomó un minuto antes de volver a hablar, interrumpiendo lo que fuera que Milo estaría por contestarle.
—En fin, ya que tu eres mi anfitrión podrías hacer algo para entretenerme. En serio eres muy considerado al caminar detrás de mi y hablar sobre mis necesidades, los caballeros de Athena son buenos sirvientes—extendió los brazos tomando con cuidado a Milo por las muñecas, sin intenciones de provocar un ataque repentino—Ya que tengo mi propio santo dorado para jugar ¿Qué tal si bailamos un poco?
Alberich se inclinó hacia adelante para darle un ligero empujón para echarse hacia atrás de inmediato, soltándolo con una leve risa. También quería ver qué tanto podría aguantar sabiendo el escorpión que solo estaba jugando con él.
—Vamos vamos, relájate Milo. Así es como yo hago amigos, pero parece que tus sentimientos son algo delicados, supongo que tendré que ser más cuidadoso a partir de ahora.
En parte lo que decía era cierto, y en parte no. Es decir, había al menos una razón por la que tenía cero amigos y el único con el suficiente nivel de locura como para quedarse cerca era Fenrir. Pero tampoco iba a decir eso si no le preguntaban.
|
|
|
| .
|
5 replies since 14/4/2021, 04:24 54 views
.
.
Contacts